Madrid, Opinión

Carta abierta a Arnaldo Otegi

Soy Carlos López, tengo 25 años y hace unos meses fui candidato a la alcaldía de Alsasua “Euskalerria” (Navarra, España), dónde pude conocer muy bien cómo funciona la llamada Izquierda Abertzale.

Por dar algún orden a este sujeto, considero vergonzoso el recibimiento a la salida de la cárcel, como si de un héroe fuese. Me sorprende e irrita la indiferencia con la que tergiversa la realidad en su beneficio y como, utilizando la ambigüedad más ruin, se sobrepone moralmente a la sociedad española que tanto ha sufrido por él y sus amigos.

Pude sufrir en mis carnes en la campaña electoral que las pacíficas gentes abertzales, amenazan, amedrantan y violentan al resto de personas que no piensan como ellos, impidiéndolos vivir en libertad. Son los nacionalistas radicales los que no quieren policía local en sus municipios, ni policía foral, ni Ertzantxa y muchos menos Guardia Civil; para que los amigos más extremistas (frecuentemente jóvenes) actúen con impunidad coaccionando a la sociedad civil, utilizando también a sus medios de prensa locales que continuamente enaltecen al entorno pro-etarra. Y no es de extrañar que cuando llegue la benemérita y actúa contra pintadas u otras manifestaciones pro-etarras se sientan reprimidos por el Estado Español opresor.

Hable con propiedad señor Otegi: Miguel Ángel Blanco no muere, lo asesinan. Ortega Lara fue secuestrado y torturado; como sufre ahora mismo a la sociedad vasca y navarra. Tortura es lo que han sufrido, y continúan, las familias de los 858 asesinados por ETA. Señor Otegi, explíqueme, por favor, el caso Hipercor: esa «gran convulsión en el seno de ETA». ¿La gran convulsión se celebra descorchando botellas de champán y celebrando el daño humano ocasionado?

Cabe destacar la capacidad de autocrítica de esta gente. En una misma parte es capaz de argumentar que ETA tiene capacidad para hacer un atentado a gran escala como la bomba en el cuartel de Burgos… Y hablar de entrega de armas al presentar dos pistolas y cuatro cargadores. Y encima gracias a la mediación de la “Comisión Internacional de Verificación”, una especie de auditores creados para la ocasión de este teatro. Infame.

Es inhumano el desprecio y la frialdad con la que habla. Especialmente cuando se conoce su historia. Quizá no podía dar su opinión personal, entonces háganos un favor, es simple: ¡Condene los asesinatos y la violencia de ETA y la Kale Borroka! Hable de la gran diferencia entre los que apretaban el gatillo y los que recibían el disparo. Entregue a todos sus compañeros que ordenaron asesinar, y sólo entonces, quizás, podamos perdonarle.

Charlie Guadalix

18 abril, 2016

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