El acto que tuvo lugar ayer en el palco de Honor del estadio Santiago Bernabéu, y al que asistió el consejero de Medio Ambiente, Administración Local y Ordenación del Territorio, Jaime González Taboada, tiene quizás más importancia que otros años.

Se trató de la inauguración del XVII Salón de los Vinos, una cita clave para los profesionales del sector y una oportunidad única para que las bodegas madrileñas con Denominación de Origen Vinos de Madrid se den a conocer y puedan presentar sus novedades, generando nuevas opciones de negocio dentro de un sector que en la Comunidad continúa la tendencia alcista.

Y es que la importancia es mayor de cara a consolidar el ritmo de mercado actual, ya que el primer trimestre de 2016 se ha registrado en las ventas un incremento superior al 36% en relación con el mismo periodo del año anterior: más de 1,2 millones de botellas vendidas, frente a las 887.000 del 2015.

Se trata, por tanto, de un volumen de negocio muy superior al de años anteriores, que también se ha reflejado en la presencia que los vinos madrileños han tenido en el mercado internacional.

Durante la campaña 2014-1015, volvieron a batirse records en las marcas de exportación y en el posicionamiento internacional. Las ventas de vinos con D.O. fuera de nuestras fronteras supuso el 29% de las botellas comercializadas, alcanzándose nuevamente el millón de botellas.

Estas exportaciones han llegado a 30 países, siendo Estados Unidos, China, Alemania o Canadá los mercados que más demandan los caldos madrileños. El Salón de los Vinos supone para las 32 bodegas con D.O. Vinos de Madrid que estarán presentes en esta edición, una oportunidad para darse a conocer y ampliar sus mercados.

De estas 32, bodegas, 17 pertenecen a la zona de Arganda del Rey, cuatro a la de Navalcarnero y once a la de San Martín.

Además, esta edición cuenta con novedades par el sector, ya que se estrenan dos bodegas de Cadalso de los Vidrios; Aumesquet y Cuatro Monos. La primera de ellas apuesta por la uva garnacha y la elaboración tradicional, mientras que la segunda se apoya en la recuperación de viñedos ancestrales y el trabajo técnico de cuatro ingenieros. Seguro que los asistentes brindarán por la buena salud del vino madrileño.