El tema catalán ha sido junto con la economía el asunto primordial llevado a cabo durante los años de Gobierno de Mariano Rajoy. Tras varios procesos electorales, negociaciones esperpénticas, un presidente elegido sobre la bocina y un rosario de desafíos y sus posteriores impugnaciones al Tribunal Constitucional, ayer el ‘proceso’ dio un paso más que se debe destacar.

En este caso, se trata de que la presidenta del parlamento catalán, la nacionalista Carme Forcadell, tiene en su poder un borrador de la ‘constitución catalana, que sería la norma superior por la que se regiría una futura e hipotética Cataluña independiente tras segregarse del resto de España.

Del conjunto del borrador se deben tener en cuenta varios aspectos. El primero es que el texto define a Cataluña como una república como forma de Gobierno, algo que ya se daba absolutamente por descontado.

En cuanto al funcionamiento orgánico de la Cataluña independiente, ésta tendría un sistema parecido al de Estados Unidos, ya que sería presidencialista, aunque en el caso catalán únicamente habría una cámara representativa frente al Congreso y Senado norteamericanos.

Pero, además de ello, hay un aspecto que llama poderosamente la atención. Se trata de que la norma fundamental establece la «posibilidad» de otorgar la nacionalidad catalana a valencianos y baleares, alimentando de este modo la tesis nacionalista de los mitológicos ‘países catalanes‘, que incluyen a Cataluña, Comunidad Valenciana y Baleares, además de algunos territorios del sur de Francia.

Frente a esto, desde las instituciones valencianas no se han pronunciado. Sin embargo, no parece que vayan a poner muchas pegas al respecto, ya que numeroso altos cargos del Gobierno valenciano se han mostrado abiertamente a favor de estas tesis extremistas.

De este modo, el conseller de Educación, Vicent Marzá, ha expresado públicamente sus postulados en referencia a la unión entre ambas regiones.

Como él, la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra y el propio presidente del ejecutivo regional valenciano, Ximo Puig, han seguido los mismos pasos que Marzá. Tan es así que unos y otros han apoyado mediática y económicamente a asociaciones catalanistas en la Comunidad Valenciana como Acció Cultural del País Valencià y muchas otras de la sociedad civil y cultural.

Por tanto, aunque no haya muchas esperanzas en ello, se seguirán esperando declaraciones oficiales desde dirigentes valencianos que vayan orientadas a defender la integridad regional y nacional.

Carlos Latorre