El próximo domingo 26 millones de españoles estamos llamados a las urnas para elegir el Congreso de los Diputados de la XII Legislatura que, a su vez, hará lo propio con el presidente del Gobierno.

Sin embargo, tan solo tres días antes hay otra cita electoral sumamente importante. No es a nivel nacional ni ninguna elección regional. Se trata del referéndum por el que los habitantes de Reino Unido decidirán si siguen perteneciendo a la Unión Europea o si, por el contrario, deciden abandonarla en un periodo aproximado de dos años.

El calado y la importancia de dicha cita saltan a la luz y buena muestra de ello es la atención mediática al respecto, así como las numerosas implicaciones de decenas de líderes políticos y de todo tipo.

Pero, ¿se juega mucho España en el denominado Brexit?

Para empezar, cabría destacar que el abandono Reino Unido supondría un varapalo para España y para todos los países que confían y han fiado mucha de su suerte al proyecto común. El desarrollo de España en las últimas décadas ha sido imposible de hacer sin la Unión Europea, por lo que una UE debilitada no ayudaría al crecimiento y consolidación nacional.

Además, están en juego miles de millones de euros en empresas e inversión. Tanto las inversiones británicas en España como a la inversa se verían bruscamente dañadas, por no hablar de en qué situación quedarían las empresas nacionales en cada país.

El tema territorial no es baladí. En clave  puramente española, el Brexit supondría dar claramente alas a las tesis nacionalistas de Cataluña y otras regiones como País Vasco o Galicia.

Todo ello se vería reforzado por saber en qué contexto estaría la cuestión de Gibraltar.

Por último, además de la incógnita acerca de las hipotéticas futuras relaciones diplomáticas, hay que poner en relieve que España recibe miles y miles de turistas británicos al año, con lo que el Brexit supondría una serie de problemas a la hora de regular las relaciones interpersonales entre España y un Reino Unido fuera de la UE.