Varias son las certezas que nos dejará la noche del 26J:

1. Sólo habrá dos supervivientes con absoluta seguridad: Iglesias y Rivera. El primero, consume o no el sorpasso. El segundo, obtenga mejor o peor resultado que en la cita de diciembre.
2. Sólo podrá sobrevivir Rajoy o Sánchez. Las opciones del primero, pasan sí o sí por ser presidente del gobierno. Las del segundo, logre ser presidente o no, por formar un gobierno de izquierda populista o de populistas de izquierdas.
3. Tanto el PSOE como el Partido Popular deberán iniciar urgentemente un proceso de revisión de sus liderazgos, sus estrategias, sus mensajes, sus políticas, sus inercias… para determinar por qué en apenas un par de años han perdido millones y millones de votos.
4. Tanto PSOE como PP iniciarán una guerra retórica y psicológica para trasladar la crisis por sus resultados manifiestamente mejorables al vecino de enfrente (“¡a vosotros os ha ido peor!”).
5. España será un país, a los ojos de Europa y del mundo, inevitablemente más débil. Haya el gobierno que haya. El apogeo y la potencia parlamentaria de grueso calibre de decenas y decenas de diputados comunistas y neocomunistas es una noticia entre mala y muy mala para la economía.
6. La sociedad española (trabajadores, empresarios) será perfectamente consciente, más allá de ensoñaciones y de promesas y de anuncios de cambio que correrán como la pólvora, de que tendrá que seguir deslomándose desde primera hora de la mañana para levantar cada día el país. Gobierne quien gobierne.