Madrid, Opinión

¿Se han ido ya los malos?

El discurso de Génova el pasado domingo electoral no pasará a la historia de la elocuencia ni el liderazgo político. Rajoy había ganado sus elecciones particulares pero no tenía palabras para explicar su alegría, por lo que dio unos botecitos de persona que no coordina demasiado y un beso muy poco pasional a su mujer. Muchos españoles, a los que no nos convence su distanciamiento ante la corrupción, estábamos atentos porque todavía teníamos el miedo en el cuerpo de una posible victoria del populismo, pero cuando lo oímos preguntar si habían venido ya los malos, nos preguntamos cómo se puede llegar tan lejos en política con un distanciamiento tan grande de la calle y con un carisma tan limitado.

Al día siguiente y rodeado de su corte, Mariano volvió a su estado natural. Aznar (otro malo) fue incapaz de pronunciar ni una sola palabra en su contra, por lo que a estribor se daba por cerrada la lucha por el poder. Y los medios se encargaron de hacer el resto. La mayoría de los tertulianos daban por suficiente la victoria del PP para formar Gobierno. En Podemos se veían las caras descompuestas por los números tanto de votos como de la deuda de IU.

Pues bien, ha pasado la primera semana y todo sigue prácticamente igual a como estábamos. Rajoy insiste en desesperarnos con su paciencia, y esta semana que entra llamará a Coalición Canaria, para sondear sobre las intenciones de su diputado. Hasta Merkel se sube por las paredes con este hombre, que yo creo que está ya más pendiente de irse unos días a las playas de Doñana que a pasar por el trago de presentarse a una investidura sin tener todos los cabos atados. No hay prisas y menos ahora. Total, el año ya está prácticamente amortizado y con un Tribunal Constitucional al que no se le espera que tome una decisión sobre si un Gobierno en funciones tiene que dar explicaciones ante un legislativo, es más cómodo gobernar que con un ejecutivo legítimamente constituido.

Por si fuera poco, el Brexit es la excusa perfecta para los recortes y demás medidas económicas antipopulares que se van a tener que tomar a partir de ahora. Pero, ¿entenderá este mensaje el pueblo? ¿Estaremos ante un caso del que espera, como dice el dicho popular, desespera?.

Sánchez libra su particular batalla por su supervivencia. Apareció el día de las elecciones con optimismo y tal y como estaban las encuestas muchos nos alegramos de saber que el PSOE se mantenía como la oposición. Ahora le queda un nuevo Comité Federal pero si salió vivo del anterior, nada hace pensar que éste será peor.   

Y queda Ciudadanos, la gran incógnita. ¿Sabrá manejar los tiempos Albert Rivera? Los medios intentan desestabilizarlo internamente, pero hasta ahora, el partido ha sabido dejar gobernar tanto en Madrid (lo que no es complicado con Cifuentes que no los ve como los malos) como en Andalucía con bastante criterio, imponiendo sus medidas con tranquilidad pero con firmeza. En Andalucía vetó a los anteriores Presidentes Chaves y Griñán por la corrupción. Ahora los medios repiten y reiteran esa palabra mágica: veto. ¿Será capaz con 32 diputados de forzar un poco la máquina hacia una España más ágil y menos casposa? Algunos olvidan que la mera pregunta es ya un triunfo.

¿A qué más podría aspirar un partido que acaba de nacer?

@jlmhens

3 julio, 2016

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