Que el orden de los factores no altera el producto es una de las máximas matemáticas más conocidas por el conjunto de los ciudadanos y que se aplica en multitud de ámbitos.

Sin embargo, esto último no se puede extrapolar al contexto político en España. Así, si tras las elecciones del 20 de diciembre Mariano Rajoy empezó la ronda de contacto con el resto de formaciones con Pedro Sánchez, en esta ocasión Génova y Moncloa han decidido alterar ese orden de modo que la primera en acudir a la llamada del presidente del Gobierno en funciones será la diputada de Coalición Canaria, Ana Oramas, y el último será el secretario General del Partido Socialista.

Los argumentos esgrimidos en el entorno de Mariano Rajoy van por un doble camino. El primero de ellos es que, con este nuevo orden de reuniones, se pretende dar más tiempo a los socialistas para que los contactos informales que vayan habiendo hasta que se reúnan Rajoy y Sánchez vayan acercando posturas y la cristalización  de un acuerdo sea una opción más factible. Además, también se evitaría que tomasen postura con el ‘calentón’ postelectoral.

Todo ello también viene condicionado por el Comité Federal del sábado, que fijará la estrategia de pactos del PSOE.

El otro de los motivos de la nueva estrategia popular es, en cierto modo, trasladar la presión a Pedro Sánchez de modo que, tras el claro mensaje del pasado 26 de junio, está prácticamente obligado a facilitar activa o pasivamente un gobierno del Partido Popular y no ser el causante de unas hipotéticas terceras elecciones.

De todos modos, tanto desde el número trece de la calle Génova y Moncloa aseguran que el presidente será generoso y responsable con todas las formaciones implicadas en la gobernabilidad, ya que, apuntan, que lo que hay que hacer ahora es acercar posturas en temas clave (mantenimiento del sistema de bienestar, política europea, lucha antiyihadista…) y, de ese modo, dotar a España de un gobierno que aporte estabilidad y certidumbre.