LifeStyle, Madrid

“Affluenza”, el síndrome del niño rico

Darles a nuestros hijos todo lo que piden, comienza a tener consecuencias. Los desórdenes que provoca en un niño el tenerlo todo en exceso, son ya como una “epidemia social”. Las nuevas generaciones son cada vez más exigentes, caprichosas, sin valorar el tiempo ni los esfuerzos para conseguir lo que desean.

¿Por qué se dan estos comportamientos?

Una vez más, la clave reside en los padres y pone de relevancia el fijarse en los comportamientos de nuestros hijos, desde el principio. El término “affluenza”no aparece (aún) en los manuales diagnósticos de trastornos mentales. Las revisiones de patologías son lentas y generalmente, van por detrás de la realidad. Aunque se denomine “síndrome del niño rico” afecta a una gran cantidad de menores, de distintos niveles socioeconómicos. Familias con denominadores comunes como: problemas de control de impulsos, falta de límites y consentir todos los caprichos, ya sea por “darle todo lo mejor” o bien “por evitar rabietas”.

upset boy

¿Cómo no caer en la trampa?

  1. Es imprescindible poner límites desde muy temprana edad: demasiada libertad, puede dar como resultado falta de disciplina y desviación moral. Es importante establecer límites en el momento adecuado. Desafortunadamente, si comenzamos a ponerlos a los 16 años, ya es muy tarde.
  2. Todos los días no son “Noche de Reyes”: demasiadas cosas materiales son por lo general un sustituto del tiempo y la falta de atención. Desde pequeños, tenemos que enseñarles que tienen derechos y también obligaciones y responsabilidades, así como, las consecuencias de sus actos.
  3. ¡Cuidado con la sobreprotección! Enséñales a ser independiente: guíales a través de la realidad y transmíteles los valores del esfuerzo y la recompensa por “el trabajo bien hecho”. Es fundamental que los menores aprendan la satisfacción de lograr desafíos y retos por sí mismos.

4. Demasiada presión por sobresalir, “ser el mejor”: puede causar trastornos como fobias, depresión, ansiedad, abuso de sustancias o desarrollo de personalidades desadaptativas: falta de empatía, psicópatas, influyendo negativamente en su madurez como futuros adultos.

5. Sobre-estimulación: exceso de información, de actividades extraescolares y poca vida familiar. Para un desarrollo óptimo los niños deben socializar tanto con iguales (otros niños) como con adultos en el ámbito del aprendizaje, pero el ámbito familiar es determinante: pasar más tiempo con los padres, tíos, abuelos, etc.

En general, podríamos afirmar que: los padres que invierten más dinero, que tiempo en la educación de sus hijos recogen desconcertados los frutos que han sembrado, muchos padres se siguen lamentando “le he dado todo lo que ha querido, nunca le ha faltado de nada”, sin obtener los resultados deseados. Sin embargo, los padres que participan en las actividades cotidianas con sus hijos, que les enseñan, educan, comparten sus intereses y dan más compañía que bienes materiales cosechan la satisfacción por los logros de sus descendientes.

@BeatrizA2santos

7 julio, 2016

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