Editorial, Madrid, Opinión

Albert Rivera: ¿bajada de pantalones o servicio a España?

Donde dije “digo” digo “Diego”. Es una enmienda a la totalidad. Una autoenmienda. La de Albert Rivera como líder y la de su partido como organización. Rajoy representaba lo caduco, el pasado, la incapacidad para combatir la corrupción, un estilo de gestionar un país que debía ser desterrado, el dontancredismo… etc etc… había que sacarlo a un rincón de la Historia. ¿Y ahora?

Pues ahora resulta que se puede salvar, que merece seguir al frente de la nave patria, que se le puede otorgar unas gotas más de confianza al menos para que empiece la legislatura. Y, ¿por qué? Entre otras razones, porque “los naranjitos” (Hernando dixit) han obtenido un resultado electoral manifiestamente mejorable. Están en posición de clara debilidad, en la ausencia de fuerza para decidir y condicionar. Eso es así.

Pero la decisión del joven napoleón centrista se entiende además porque, en el fondo, tiene un cierto sentido del patriotismo, del interés general, de la defensa de aquello que incumbe y concierne a los ciudadanos. Hay que reconocérselo. Lástima que del todavía caudillo socialista Sánchez no se pueda decir lo mismo. Ni remotamente.

 

14 julio, 2016

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