Madrid, Opinión

Niza: Nuevo ataque contra la libertad

Vivimos tiempos extremadamente convulsos. Se agolpan las noticias de ataques terroristas que azotan sin tregua sobre cualquier rincón del mundo. Seguimos asistiendo al continuo y macabro reguero de sangre, causado por el fanatismo integrista de quienes, en solo unos meses, han sesgado la vida de miles de personas inocentes (entre muertos y heridos)

Por recordar únicamente alguno de estos actos de barbarie y sinrazón, citaré los que siguen: En Pakistán, un terrorista detonó los explosivos que cargaba, asesinando a 65 personas y dejando a otras 340 heridas,lo hizo en el parque donde los cristianos celebraban la Pascua. En Bruselas, otros tres fundamentalistas explotaron unas bombas en el aeropuerto y en la estación de trenes de la ciudad, asesinando a 35 personas y cientos de heridos. En Irak, otro terrorista se hizo explotar en medio de la multitud tras un partido de fútbol al sur de Bagdad, asesinando a otras 35 personas. En París, se llevó a cabo otro ataque terrorista múltiple, que provocó un auténtico baño de sangre con centenares de muertos. En Turquía, en poco menos de un mes, otros dos atentados en Ankara, donde murieron 29 y 36 personas y 61 y 122 heridos, respectivamente. En Orlando (Estados Unidos), otras 50 personas perdieron la vida a manos de otro terrorista…

Por desgracia, hechos como los citados ni son los únicos ni serán los últimos. Allá donde exista un sistema democrático, representado por un Estado de Derecho, allí donde se proteja como valor fundamental la libertad de los ciudadanos, habrá un terrorista guiado por la maldad de los integristas fundamentalistas dispuesto a ejecutar sus órdenes.

El último de estos actos de terror fue el sufrido en Niza en la noche del 14 de julio. Mientras se cerraban los actos por la celebración de la fiesta nacional francesa, otro de estos indeseables arremetía contra la multitud, dirigiendo un camión a toda velocidad y causando, hasta la fecha, 84 muertos (entre ellos, 10 niños) y más de 200 heridos, muchos de ellos en estado crítico.

Del mismo modo que, con ocasión de anteriores actos terroristas, ya denuncié públicamente que había que terminar con la pasividad demostrada por los Estados democráticos y urgía a actuar tanto a la Unión Europea, como al resto de la Comunidad Internacional a través de sus instituciones, para tomar cartas en el asunto con una posición mucho más firme y decididamente unitaria contra el germen de este cáncer integrista, vuelvo a reclamar ahora, desde este altavoz, redefinir tanto las estrategias de defensa (habrá que repensar en reforzar la seguridad general de la población, quizá con medidas que, a corto plazo, mermen parte de las libertades públicas), como las estrategias de ataques coordinados y selectivos a las propias bases desde las que se fabrica la maquinaria del terror.

Los hombres de paz podemos seguir llorando y enterrando a nuestros semejantes, asesinados por quienes dicen encontrar el paraíso en nombre de su Dios, pero también podemos y debemos evitar que sigan aniquilándonos. De lo contrario, el mal se apoderará sobre el bien y no quedarán inocentes por quienes velar, ni libertad que defender. Como dijo Cicerón: «Si queremos gozar la paz, debemos velar bien las armas; si deponemos las armas no tendremos jamás paz»

In memoriam de las víctimas inocentes asesinadas el 14 de julio de 2016 en Niza (Francia)

@Lacaciabogado

Abogado y Consultor

17 julio, 2016

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