El empresario español de origen ruso Vladimir Kokorev dedica buena parte de su extensa carta manuscrita, adelantada por Madrid Code, a reclamar el levantamiento del secreto de sumario. A su juicio, está medida excepcional -que se prolonga desde abril de 2013- está sirviendo “como cortina de humo para encubrir el delito de apropiación indebida por medio de una estafa y falsificación de documentos de nuestros bienes en Panamá y salvar de la prisión a Ismael Gerli”.

Kokorev -que junto con su mujer Julia y su hijo Igor- cumple un año de prisión preventiva sin posibilidad de fianza por ejercer presuntamente de testaferro de Teodoro Obiang, se pregunta por qué si la justicia española no le había imputado ni a él ni a ningún miembro de su familia ningún delito concreto, se procedió repentinamente a su detención y la extradición desde Panamá el pasado verano. Su respuesta está en la “asombrosa coincidencia en la argumentación y hasta en pequeños detalles del estilo entre las declaraciones del fiscal Luis del Río Montesdeoca y las amenazas de Ismael Gerli”.

El empresario señala directamente a su ex abogado, contra el que se han admitido a trámite siete querellas en Panamá precisamente por perpetrar presuntos delitos contra la familia española, sus intereses y sus bienes. Asimismo, pone el dedo en la llaga de la participación de Gerli al estar fuera de toda duda, ya que como ha comunicado por escrito la actual defensa de Kokorev a la juez Ana Isabel de Vega, el letrado panameño no sólo ha extorsionado a sus anteriores clientes sino que “de hecho ha participado en la instrucción -más allá de sus amenazas- colgando en su página web documentos de esta instrucción, en el contexto de defenderse mediáticamente de las querellas interpuestas contra su persona en Panamá por mis mandantes”.

No sólo eso, el propio Gerli reconoció la falacia de su denuncia a Vladimir Kokorev y pidió disculpas por su colaboración fraudulenta con el fiscal, al tiempo que le chantajeaba exigiendo 300.000 dólares por cambiar su declaración, en mensajes por escrito que obran en poder de la juez del nº5 de Las Palmas.

En la misiva manuscrita, prolija en detalles, Vladimir también reflexiona sobre la responsabilidad en los presuntos delitos que se atribuyen a su familia. En este sentido, escribe: “Si supuestamente se encarcela a toda la familia por un caso de corrupción y blanqueo de capitales conectado con el régimen de Malabo, ¿por qué no se me mantiene en prisión a mí únicamente?”.

A lo que añade reafirmando esa idea: “si yo soy el único miembro de mi familia que tenía negocios en Guinea Ecuatorial, mantenía contactos con miembros del gobierno de esta nación y fui el último responsable de todo lo relacionado con estos negocios (…) legales, sometidos al cumplimiento estricto de las leyes nacionales e internacionales”, ¿a qué se debe que se actúe contra mi mujer y mi hijo?

En prisión preventiva y sin fianza, Kokorev (de 64 años y con graves problemas de salud) denuncia estar sometido a una presión psicológica brutal que le tortura y apunta a Gerli, explícitamente, como “autor material e intelectual de esta barbarie”, en una actuación motivada por “el rencor, los celos y la envidia” hacia su familia.