Todo inversor que se precie, en el momento que comienza a operar, debe considerar el peor de los escenarios posibles y asignarle una probabilidad. Es lo que se denomina en el mundo del trading “probabilidad de ruina”.

Éste es el ejercicio que los españoles deberíamos estar ya haciendo en términos políticos dado el bloqueo institucional que padece nuestro país. Ante la posibilidad más que real de que Mariano Rajoy sea incapaz de investirse presidente del gobierno, habrá que situarse ante (al menos) dos alternativas: la mala y la peor, sin conocer muy bien cuál sería la mala y cuál la peor.

Una de ellas, en todo caso, es la repetición de las elecciones. El resultado no sería sino un mayor grado de hastío y encabronamiento entre la ciudadanía, y un mayor desdén y desprecio hacia los políticos y su desempeño. Una grieta brutal se abriría entre representantes y representados de consecuencias difícilmente predecibles pero, en todo caso, tercermundistas.

La otra alternativa sería la hoy aparentemente imposible. Sánchez dispuesto a liderar un gobierno usando como muleta a un Iglesias que (ahora sí) podría estar dispuesto a bajarse los pantalones hasta los tobillos. ¿Somos conscientes de las políticas que pondría en práctica este raro bipartito y de sus efectos sobre la economía?

Sea como fuere, vivamos el presente, seamos realistas y empecemos a contemplar ya la “probabilidad de ruina”. No se trata de entronizar la idea de “O Mariano o el caos”. Si por el contrario de prever un escenario que podría golpearnos y ante el que, por consiguiente, debemos tomar medidas defensivas, anticipatorias, preventivas.