Desternillante, ágil, provocadora, inclusiva (si se permite la evocación cursi). Hay comedias que llegan para quedarse, y “No seré feliz pero tengo marido” ha llegado a Madrid para hacerlo durante el largo agosto capitalino. Una oportunidad para entrar de hoz y coz en el terreno de juego de la diversión. Una ocasión de oro para coprotagonizar un monólogo en el que la gran actriz argentina Linda Peretz derrocha gracia, sarcasmo y humor a raudales… una puesta en escena en la que ellos lo mejor que pueden hacer es relajarse, reírse a carajadas, atender las interpelaciones que llegan desde la escena… ¡o refugiarse bajo la butaca durante el chaparrón!
El Muñoz Seca vuelve a poner en lo más alto a una intérprete de talento, que conecta, y que viene respaldada por un formidable éxito mundial: más de un millón de espectadores se han tronchado (¡o han sufrido!) con las aventuras y desventuras de una abnegada esposa que suma casi tres décadas desde su paso por el altar.
El holgazán, el egoísta, el amante de la casa y sobre todo el coche, ese hombre entrado en años pegado al sofá, al tentempié, y absorto ante el partido de turno en la televisión… así es el marido al que se retrata de forma impresionista (¿real?) y que mueve al espectador a mostrar una y otra vez su compasión con Linda. Y es ésta la que busca la complicidad, la comprensión, las dudas, las experiencias de quienes deciden (¡y aciertan!) cuando cae la tarde, asomarse al teatro y recibir un vendaval de aire fresco que… ¿quién no agradece? Otro acierto, en fin, de Enrique Cornejo.
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