El declive del taxi en Madrid no sólo es imputable a su posición dominante ahora laminada, o a su falta de capacidad e ideas para competir en un mercado exigente, o a la defensa del sector manifiestamente mejorable pretendida desde plataformas como la anacrónica Gremial de Auto-Taxi, se debe igualmente al acierto de las nuevas compañías que están dando satisfacción a usuarios modernos y exigentes.

Es el caso de Uber. Su director de Comunicación, Yuri Fernández, ha pedido nuevas mejoras legislativas que permitan salir a España de su situación tecnofóbica, y avances en la economía colaborativa.

Desde otra empresa absolutamente al alza, Cabify, su directivo Mariano Sylveira se ha mostrado satisfecho con nuevos sistemas y modelos para servir a los usuarios que funcionan bien.

Por su parte, Orazio Corba, de Car2Go ha señalado lo fundamental que resulta obtener rentabilidad en un sector, el del transporte, con una competencia claramente en auge.

Los aciertos en la formulación de nuevos modelos de negocio para el transporte de viajeros en ciudad han sido reconocidos implícitamente por el Director de Transportes de la Comunidad de Madrid, Pablo Rodríguez Sardinero, que ha señalado en una reciente entrevista que el taxi sólo podrá competir si cambia de modelo. Aunque, ¿es sólo la fobia a la tecnología lo que está desgastando y relegando a los taxistas en Madrid?