Madrid, Opinión

Chiquito de la Calzada, una ocurrencia de la especie

Don Gregorio Estebán Sánchez, alias Chiquito de la Calzada, es deliberadamente inclasificable y probablemente el artista español de más difícil definición. Lleva gran parte de su existencia tomándose la vida a cachondeo, que es lo correcto. A Chiquito, en su gremio, lo respetan todos los humoristas. Eso no pasa con los periodistas, que tendrían que ir a las tertulias con navaja. En España, como nunca hemos tenido un cuerpo filosófico, las cosas más filosóficas tienen que manifestarlas los toreros. Como dijo el Guerra: “Yo toreo, los demás trabajan”. Eso pasa en todos los oficios creadores. Que hay uno que torea y los demás trabajan. En el humor, Chiquito de la Calzada torea, y los otros siendo todos muy buenos, simplemente trabajan. En la política española actual, queramos o no, Mariano Rajoy torea y los otros se lo curran como pueden. En eso que el maestro Campmany llamaba “La cofradía de la columna”, Alfonso Merlos torea y el resto trabajamos. Un país necesita gente que dé el callo. Chiquito me parece el ejemplo más diáfano de genio incluso reconocido por sus colegas. Chiquito, tan genial, está incluso por encima de sus propias ideas políticas, es la acracia, Groucho Marx, el humor puro, la ruptura de esquemas, el grito pelado, el humor como manera de estar en el mundo, la improvisación, la inspiración gamberra y ese caballo de Bonanza.

Frisa los ochenta y cinco años, pero si empezamos a condecorar a Chiquito, a colgarle cosas oficiales, a encofrarle en su propia estatua, nos lo hemos cargado en vida. Pérez Reverte me sorprendió cuando aceptó entrar en la Real Academia. Chiquito, genial y deflagrador del idioma, nunca va a entrar en ninguna academia. Chiquito es el hombre más libre de España. El mismo lo ha repetido en más de una ocasión: “yo soy libre porque lo decido yo, no porque lo decida usted”.

En una España de toreros muertos y trabajadores en paro, en una España adusta donde a los filósofos se les exige un sistema, en una España de talento oficial y política de chabola, Chiquito es un filósofo griego al ataquerrr, es la burla de todas las estatuas del reino, mayormente de las vivas. Chiquito, muy por encima de sus ideas, no vive de sus creencias, sino de sus ocurrencias. Él mismo es una ocurrencia genial de la especie y el único genio sin maldad. Por favor, please, no le colguemos cintajos, no le enmedallemos, no le amortajemos en vida porque las grandes cosas de la vida son gratuitas o imposibles: el amor, la bondad, la inteligencia y por supuesto, Chiquito.

@marisaarcas

 

6 enero, 2017

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