Opinión

Y la Virgen de la Feria volvió a aparecerse

Imagen: Vanitatis

La Feria del Libro de Madrid ha alcanzado ya su 76 edición. Bueno, hablamos de una muestra literaria o para ser más exactos de la Virgen de la Feria del Libro porque está alhóndiga retórica, poética o intelectual tiene todos los años una Virgen literaria o extraliteraria, macho o hembra o de sexo surtido.

La Virgen de la Feria no suele vender literatura, cómo los demás, sino bisutería, sentimentalismo, feminismo, ecología perruna y gatuna, política, bolivarismo, vedetismo, cursilería, amor u ovnis.

La Feria es un zoco o medina donde todos los autores venden bastante, que para eso dan los libros más baratos, pero no es desde luego, la consagración primaveral de la literatura, sino de la Virgen de la Feria que vuelve a aparecerse, ya digo, uno del exilio, uno de Podemos, una de la acera de enfrente, uno de la telebasura.

Explicaba José Ortega y Gasset que España es un país reacio al magisterio de los mejores. Lo que no explicaba Ortega, en cambio, me parece, es que aquí funciona mucho el magisterio demagógico, populista y cursi de los peores, de los que envenenan al personal con su pasamanería política o sentimentalona y bailable. Lo que más se vende siempre en la Feria del Libro no es un libro, sino una película novelada, un can, una tómbola, un reader digest, una enciclopedia para analfabetos, que jamás le quitan el celofán al tomazo, por un sagrado respeto a la cultura, un manual de aspiradoras, una lámina, un tocomocho con premio, y en ese plan.

La Virgen de la Feria no está ahí para vender libros, claro, ni para firmar ejemplares, sino para que se la rece, se la implore, se le pida un milagro, (pedir un deseo dicen ahora los millonarios en ignorancia), una foto, algo. Y la Virgen de la Feria deja a todos contentos, aunque el año que viene la Virgen de la Feria será otra, que esto es como las misses, reina por un día. Gran certamen literario en el Retiro madrileño para vender todo lo que no sea literatura. El gentío tiene un sentido festival de la cultura y va más que nada por los perritos calientes.

Si quitasen al tío de los perritos calientes habría que suspender la Feria. Esta entronización de la Virgen de la Feria es comercial, oficial y popular. Gracias a la Virgen de la Feria todos venden un poco. Pero recuerden que aunque la Feria del Libro cierre sus puertas, las librerías están abiertas todo el año. Muchos y buenos libros les esperan. Muchas y buenas lecturas para todos.

Por Marisa Arcas

@marisaarcas

11 junio, 2017

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