Opinión

Pero, ¡¿alguien entiende a estas alturas el recibo de la luz!?

 

Es muy típico cuando alguien ve el recibo del gas o de la electricidad decir aquello de solo sé que no sé nada. Pero hay más cosas que decir. La ignorancia involuntaria uno tiene que pedir ayuda para despejarla, pero hay ignorancias voluntarias. Si uno se enfrenta a un recibo de la luz y elige no saber, puede que lo esté haciendo por varias razones.

En primer lugar porque es muy complicado enterarse qué es lo que estás pagando exactamente, el marco jurídico por el que te cargan esto o aquello. Si tú compraras Kilovatios en un mercado abierto pues sabrías: deme usted cuarto y mitad de Kw/h, pero no es así. Para empezar no hay un precio, hay una tarifa. Que está condicionada por un compromiso que un tipo adquirió hace 15 años con un tercero que fabricaba no sé que cosas.  Es muy complicado ¿Y la gente que elige? Elige la ignorancia. Muy racionalmente además.

Hasta hace muy poco había otro problema: la gente optaba por no entender nada porque no es que aquello fuera muy difícil, es que le ocultaban algunas partes de los costes. Ahora están explícitas, ahora es verdad que tú miras el recibo y empieza a estar explícito lo que pagamos por la famosa transición del carbón a no sé que. Ha habido de todo en lo que se refiere a la cuestión de la tarifa.

Y luego hay otra cosa: todo eso depende del precio. La retórica que todo el mundo compra es que la energía es tremendamente cara, de hecho hay unos progres que han definido una cosa que se llama pobreza energética, como si la pobreza no fuera energética. Bueno, es falso. La energía teniendo en cuenta como es nuestro sistema de vida y la dependencia que tenemos de ella, no es nada cara.  La prueba es que la gente elige ignorancia frente a desembolso monetario para pagar la energía.  Si la energía ocupara el lugar que ocupa el alquiler de la casa, seguro que la gente sabría el destino de cada céntimo. Por tanto, cuidado con la retórica.

Álvaro Lodares (Economista)

@lodares

26 noviembre, 2017

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