Opinión

Un ejemplo de discreción

Gtres

Carmen Franco fue un ejemplo de amor filial hacia ancestros y descendientes, demostrado con sus padres e hijos y sobre todo con su nieto Luis Alfonso de Borbón, al que acogió más como madre que abuela tras la muerte trágica en dos accidentes de su padre y hermano. Nada ha tenido de extraño que haya sido él, Luis Alfonso, quien a través de las redes sociales se ha manifestado con más cariño y respeto a la muerte de su abuela.

Un ejemplo Carmen, durante toda su vida, de tacto y discreción, tanto en su dimensión de hija del Caudillo como en su dimensión de esposa engañada por su esposo, el mujeriego Marqués de Villaverde. Escarceos los del Marqués que determinaron la decisión escueta de su mujer de irse a vivir al Pardo. Sin embargo, de ella, y respecto a su vida matrimonial jamás salió queja o comentario alguno en el mundillo de sociedad, sino por el contrario, la certeza de su amor por Cristobal que la ha llevado a querer ser enterrada junto a él y no con el resto de  la familia Franco, en el Pardo. Discreción ejemplar que más tarde hubo de extender a algunos de sus hijos con comportamientos aun más escandalosos que los de su padre; muy particularmente el de su hija Carmen Martínez Bordiú, auténtica antítesis en su forma de proceder de su madre ahora desaparecida.

Ejemplo la Señora de Meirás y Duquesa de Franco, del mejor señorío en sus distinguidas y elegidas relaciones sociales. Señorío también puesto de manifiesto con sus silencios, no queriendo asumir ni criticar la vida de ninguno de los suyos, ni hacia arriba ni hacia su descendencia, muy particularmente la de su padre.

Y ejemplo de relación con las Fuerzas Armadas, de lo que he tenido la satisfacción de ser testigo. En una ocasión, un 20 de Noviembre, tuve el honor de ser el militar de alta graduación que la acompañó en la Misa aniversario por su señor padre, en el Valle de los Caídos. Nunca, antes ni después en mi vida, he tenido ocasión de disfrutar de tan buen trato, respeto y cariño hacia nuestra profesión. Sin estridencia, ni exageración en las palabras, ni en el gesto, presidió con toda dignidad aquel funeral con los ojos fijos en la lápida.

D.E.P.

General Monzón

2 enero, 2018

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