Madrid, Opinión

Luis Miguel Dominguin. «A corazón abierto»

Carlos Abella lo ha vuelto a hacer. Con esa pluma imponente que él tiene, esa capacidad narrativa que poseen sólo los elegidos, nos ha devuelto a Luis Miguel Dominguín, uno de los toreros con mayor personalidad y éxito de todos los tiempos, tanto dentro como fuera de las plazas de toros.

Abella es de esas personas por las que una siente un enorme respeto y admiración. Lejos de cargos y cargas –ha sido, entre otras muchas cosas, Director del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid-, es un ser refinado, culto, expresivo, con una capacidad inmensa de cautivar, no sólo por cómo habla, sino por la profundidad con la que sus ojos recalcan todo lo que dice.

Él me acercó a Dominguín hace muchos años. Por una mera cuestión temporal, no pude disfrutar del toreo de Luis Miguel. Tan sólo conocía sus hazañas por lo que contaban mis mayores. Pero la biografía que Abella escribió sobre el diestro en 1995, me hizo descubrir, ya no sólo al torero, sino al hombre, en un libro sensacional.

Jamás pude imaginar que la vida me fuera a conceder el regalo de conocer en persona al autor de aquella joya de la literatura taurina. Para todos los allí presentes quedará imborrable en el recuerdo una sobremesa improvisada en el san Isidro de 2010 en la madrileña taberna “La Tienta”, en la que Abella nos relató infinidad de anécdotas que ahora recoge, añade y cuenta como sólo lo puede hacer él en una nueva publicación sobre el torero: “Luis Miguel Dominguín. A corazón abierto”.

Porque el pequeño de la familia González Lucas fue el icono de la España de una época. Sedujo tanto a hombres como a mujeres, codeándose con la flor y nata de la sociedad a nivel mundial. Sí, sí. A nivel mundial. Porque el torero siempre ha sido, y será, el gran héroe en un mundo cada vez más lleno de cobardes.

@empenha

20 mayo, 2016

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