Madrid, Opinión

Jugando con fuego: Trump frente a sus asilvestrados y nucleares enemigos

Y contra todos, no solo contra y entre los protagonistas de este nuevo «episodio Trump» (si, que este proceder del nuevo Presidente USA más parece una serie televisiva que la actuación del hombre más poderoso de la tierra, con permiso del Papa Francisco y su «arma secreta decisiva», el Espíritu Santo). Me refiero a las «actuaciones misilísticas» de Corea del Norte e Irán y la respuesta «trumpesca», consistente en afirmar, clara y lógicamente, que cualquier agresión misilístico/nuclear a EEUU o cualquiera de sus aliados sería respondida de forma inmediata y «abrumadora».

Naturalmente, si a Corea del Norte o a Irán se les ocurriera perpetrar una acción de ese tipo, serían arrasadas en el acto por el todopoderío nuclear norteamericano.

¿Qué pretenden entonces las dos naciones asiáticas con el «jueguecito» misilístico y nuclear que no sea o parezca suicida? Amenazar, sí, pero …..¿ a quién/quienes y para qué? A EEUU, mayor enemigo definido del Islam por Bin Laden y ahora por el Yihadismo y el radicalismo antiamericano.

EEUU que no se sabe por qué, junto a sus  «cuatro, casi cinco colegas supernucleares» (Rusia, China, Francia, Reino Unido e Israel) ha permitido a la Corea Septentrional y a Irán convertirse en potencias nucleares, como  en su día se permitió también a India y Pakistán. Y esa amenaza a EEUU, aunque seguramente suicida, podría resultar desencadenadora de algo mucho peor, porque la destrucción y la muerte de territorio y ciudadanos americanos produciría una conmoción mundial, ante esa agresión inicial, de incalculables consecuencias.

Así, es posible y necesario especular que puede o debe de hacer EEUU ante semejante tipo de loca amenaza posible. En 1962 el Presidente Kennedy ya se encontró con una amenaza parecida, desde la cercana Cuba aliada de Kruschev y militarmente liderada por la locura antiameriucana en Cuba del Che Guevara (la llamada crisis de los misiles con alcance fácil sobre territorio americano) y no se conformo con contraamenazar de «forma abrumadora».

Nos colocó a todos al borde de la III Guerra Mundial, amenazando a la URSS con desencadenarla si no se desinstalaban de inmediato los misiles soviéticos en Cuba y si no se cortaba en el acto el abastecimiento y suministro aéreo y marítimo para su activación y disparo posible. Y consiguió ambas cosas: la retirada de los misiles rusos y el cese e interrupción de los convoyes de suministro, e incluso desactivó la posible locura del Che Guevara, tan suicida y antiamericano como el actual Presidente coreano, si decidía disparar los cohetes sin permiso.

Quiero decir que ante este problema de la «idiota» amenaza, pero amenaza al fin, de Corea del Norte e Irán, Trump está resultando prudente, porque lo de la «respuesta abrumadora» se da por sentado, pero eso no neutraliza la posible, que no probable, agresión suicida, solo por odio a USA y Occidente. Es pues necesario la desnuclearización militar de ambas naciones y diluir la amenaza en la nada, exigiéndoles el respeto al Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (el TNP),como en su día, por ejemplo, se le exigió a la España 77,cuando con el «Proyecto Islero» se proponía incorporarse al club nuclear.

Sucede, sin embargo, que lo justo sería exigirle lo mismo a Israel, India y Pakistán, siendo absolutamente rigurosos con que no prolifere la posesión de armas atómicas en manos de cualquier nación. O eso o permitírselo a todos y colocar a la humanidad en un peligro cierto y espantoso.

12 febrero, 2017

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