Opinión

Bruselas y el fin de la crisis: ¿cuánto hay de realidad?

Imagen: ABC

Dicen en Bruselas que diez años después del comienzo de la crisis, la misma está acabada ¿Esto es verdad? En mi opinión podríamos decir que efectivamente el ciclo ha cambiado. Cambia en el punto en el cual el PIB per cápita alcanza su nivel más bajo. A partir de ese momento empieza a recuperarse y a mejorar y se entra en una nueva etapa de crecimiento, que no tiene que ser necesariamente igual que la anterior ni conducir exactamente a la situación precedente en todos los aspectos de la economía.

Entre los económetras hay un consenso sobre que se necesitan tres trimestres consecutivos de crecimiento del PIB para hablar de fin de la crisis. Por tanto uno podría decir: bueno, entonces si tenemos tres trimestres de crecimiento del PIB, estamos ya en la otra parte del ciclo. El ciclo por tanto ha acabado ¿Ha acabado la crisis? Es decir ¿Ha acabado la transformación de la economía española? Dudoso.

¿Qué es lo que tiene de anómala nuestra crisis? Hay un ciclo general de todas nuestras economías ¿Qué es lo que realmente va a llamar la atención a los historiadores económicos del futuro cuando vean las series españolas y el promedio de Europa? Lo que va a llamar la atención es la profundidad de la caída y lo que pasa antes de la crisis.  El ritmo de incremento del gasto público antes.  Es decir, el destrozo económico que se hace con los gobiernos de Zapatero, eso es lo que va a perdurar. De eso todavía no nos hemos librado.

Es la expansión increíble, irresponsable del gasto público lo que causa no la crisis, ya que la misma surge fuera, pero sí la profundidad de duración de la crisis y las consecuencias permanentes que quedan en la economía española.  De esas no estoy nada seguro de que nos hayamos librado. Por ejemplo: el mercado de trabajo. Por ejemplo: el volumen de gasto y de deuda. Luego hay cosas institucionales que pueden cambiar, pero de esos dos aspectos va a ser algo difícil cambiar a largo plazo. Mientras eso no cambie que será en época de nuestros nietos quizá,  la gente mirará atrás y dirá ¿Hemos salido ya de aquel túnel? Hemos salido, de acuerdo, pero tenemos tantos deberes que hacer que hay que permanecer atentos.

En el caso del mercado de trabajo es verdad que tenemos un nivel de empleo menor que el que existía en el momento en el que surgió el ciclo. Entonces había más de veinte millones de empleos y ahora estamos en casi diecinueve. Pero también es cierto que ese menor empleo se debe a que tenemos actividades más productivas. Nuestro nivel de productividad ha crecido a lo largo del proceso de la crisis. Y si observamos el desempleo, podemos comprobar que de los más de tres millones de desempleados que hay, tenemos más menos la mitad que son inempleables, porque son personas sin la menor cualificación. Ese problema no está siendo abordado. Ese problema solo puede resolverse haciendo un intercambio entre las ayudas públicas que reciben una parte de los desempleados y los procesos educativos. Y además esto es muy cultural, muy familiar, tiene raíces geográficas, paisajísticas, culturales y musicales si me apuran.

No solamente la estructura del mercado de trabajo ( que también importa muchísimo y que ha mejorado muchísimo) sino el concepto que tiene entre 1/3 y 1/4 de la gente de toda la fuerza laboral de bajísima cualificación. Ese segmento de la fuerza laboral existe en todos los países. Vas a los países escandinavos o a EEUU y existe. Ahora, que la marginalidad sea tan grande es lo que caracteriza en ciertas áreas geográficas a España en lo que a su fuerza laboral se refiere.  Es un lastre tremendo que se gesta en el proceso expansivo, cuando aparecen empleos de bajísima cualificación a los que acuden jóvenes de 16-17-18 años que abandonan el sistema escolar. Y justamente eso coincide con el crecimiento desmesurado del fracaso escolar en España.  Es que hemos tenido muchos años en los cuales más del 30% de los escolares fracasaban.  Ahora estamos por el 20%, que no es ni mucho menos una buena cifra, pero es que hemos pasado varios años por encima del 30%.  Y estas personas que encontraron empleo y lo perdieron en la crisis, no lo van a volver a recuperar nunca.  Por tanto los poderes públicos deberían pensar que ese problema no se resuelve dando un subsidio de 400 euros a cambio de nada.

Por tanto nuestras piedras en el camino son profundizar en el tema del mercado de trabajo y la cuestión fiscal, que son temas relacionados.  Cada vez que se habla de la insuficiencia fiscal en España, es decir, esa incapacidad del sistema fiscal de cosechar impuestos,  la gente se olvida de hablar de la productividad. Es la baja productividad la que está debajo de eso. Tenemos una economía de baja productividad relativa a otros sistemas y que genera un nivel de recursos fiscales relativamente bajo. Y eso no es compatible con un nivel de gasto público tan alto como el que tenemos. Tenemos un 43-44%  en el PIB de gasto público y un 36-37% de ingresos.  Eso en el largo plazo se traduce en una deuda del diablo.  Pero esa parte podría ser corregida  si el Ministerio de Hacienda se dedicara a hacer una reforma fiscal en serio y no las chapuzas que hace para lograr aprobar los Presupuestos.  Como la última reforma del IRPF impuesta por Ciudadanos, que es una chapuza.

Álvaro Lodares (Economista)

 @lodares

19 agosto, 2017

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *