Opinión

El peligro de los conductores miedosos

(iStock)

Aburrido y hastiado de tanto tema catalán, sobre el que sólo un puñado de españoles de los tres Poderes democráticos pueden hacer algo, aunque no está claro si saben, pueden o quieren hacerlo, me voy a «refrescar» con un tema menor que quizá les entretenga más, queridos e inteligentes lectores, que el sobado independentismo. Verán. Entre otros mil recuerdos entrañables de la relación  con mis hermanos, padeciendo el tráfico rodado que en Madrid padecemos me viene continuamente a la cabeza lo que mi hermano Fernando llamaba » CACs». ¿Saben lo que quería significar con tales siglas, referido a ese tráfico?, pues » cagones a casa». ¡Que razón tenía! Sí, porque tanto como las autoridades hablan de prohibiciones y  limitaciones en el tráfico para evitar accidentes y víctimas, nunca se refieren al daño que hacen los/las «gallinas» que llenos de miedo y torpeza manejan sus vehículos de forma mediocre y son más peligrosos que los del exceso de velocidad, por ejemplo, probablemente magníficos conductores, lo que no ocurre con los CACs.

Esa debería de ser la primera recomendación continua de la Dirección General de Tráfico: no conduzcan con miedo, mejor quédense en casa  o utilicen el transporte público. Y la segunda recordar a quienes conceden los carnets de conducir que no se los den a los miedosos, que provocan más accidentes que los protagonistas de los excesos, desesperando con su torpeza e inutilidad a los más diestros, siempre amparándose en la cacareada prudencia, que no es más que «puritito» miedo.

Y éso en lo que se refiere a la posibilidad/probabilidad de accidentes y su indeseable secuela de víctimas humanas, muertas, heridas o lesionadas. Pero es que, además, la torpeza y la «mieditis» llevan también al manejo inadecuado de los vehículos, al margen de tráfico y velocidad. Me refiero a la forma de aparcar. ¿Se han dado ustedes cuenta  de la enorme cantidad de arañazos, bollos y demás daños de carrocería producen los que, sobre todo las que,  tienen poquísima idea de cómo aparcar?. Es todo un espectáculo contemplar  las maniobras de aparcamiento » a golpe», lateral, por delante y por detrás, sin que las autoridades digan jamás nada al respecto. Y todo ello por no hablar de los vehículos policiales, deteniéndose y aparcando sin necesidad donde les da la gana.

No deja de ser curioso que tanto fárrago legislativo como tenemos encima no sea capaz de educar, evitar e impedir  a los ciudadanos sobre dos de las cosas más trascendentales para la sociedad: garantizar que quienes se decidan a tener hijos demuestren la capacidad de educarlos y sobre todo mantenerlos, sin convertirse en una carga insoportable para sus entornos y que aquellos a quienes se concede licencia para conducir un vehículo no se conviertan en un peligro público por su miedo y torpeza. Defectos educativos ambos y trascendentes para la vida social.

Manuel Monzón 

27 octubre, 2017

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