Opinión

La falsificación cala en España. ¿Por qué hay respeto por el derecho de propiedad?

Tenemos un problema económico serio con las falsificaciones. La Asociación para la Defensa de la Marca pone cifras a lo que se pierde con las falsificaciones: la industria española perteneciente a los nueve sectores más perjudicados por la venta de falsificaciones suponen 7000 millones de euros que se pierden todos los años y por ello se pierden 64000 puestos de trabajo. Calculan que entre un 15 y un 20% de los españoles son consumidores habituales de falsificaciones.

Esto es una faceta de un problema mucho más general: la falta de respeto al derecho de propiedad. Esto son falsificaciones. En definitiva se trata de la propiedad del diseño, de las patentes y de todo lo demás. Pero tenemos el mismo problema con por ejemplo la falsificación o la copia de películas, el pirateo de películas, canciones, libros…  además nuestro sistema es conocido por eso. Hay empresas que no entran en España porque el problema es tan agudo en comparación con otras economías europeas que no merece la pena operar aquí.  Es endémico, es antiguo y además tenemos una parte de nuestro sistema jurídico que al menos es benevolente y comprensivo con este tipo de actuaciones en comparación con otro tipo de legislaciones.

Yo he hablado con mucha gente del campo jurídico de otros países y se asombran cuando ven lo que pasa aquí. No hay derecho a ver como todo nuestros sistema de protección mira hacia otro lado cuando se dan estas falsificaciones y copias. Incluso hay gente que dice que no está del todo mal.  A mí me parece que es un problema serio porque una vez más socava el derecho de propiedad, que es la base sin la cual no se puede operar. Una de las bases fundamentales para que el mercado funcione.

Sin llegar a los límites de China, España es uno de los países donde más penetración tiene esta mentalidad de la copia, de comprar copias y de funcionar en mercados de este tipo. China es que lo tiene casi en el ADN, en la médula. Eso lo único que indica es una sociedad que tiene problemas serios evidentemente de moralidad y respeto.

La gente dice: ¿por qué me voy a comprar un bolso de 4000 euros si lo puedo comprar por 20-30 euros en el mercadillo? Usted puede comprarse  perfectamente el bolso por 20-30 euros, pero no tiene que ser una copia. Habrá bolsos y zapatos que su producción, que sus costes, permitan venderse a 15-20 euros, pero no tienen que copiar diseños de los demás,  esa es la clave.  Lo que se trata aquí es exactamente una expropiación del intelecto, de la capacidad de las empresas para cambiar, para innovar, para investigar y para realizar este tipo de cosas.  Esto es lo que se copia.

La gente dice ¡Es que no me puedo comprar el Gucci!  Si no puede, me parece muy bien. Tiene que haber bolsos, zapatos,  ropa, discos… por menos dinero. Pero oiga, si hay un tipo que es muy bueno, que está demandado y que sabe hacer la cosa (lo que sea)  ¿Por qué no va a poder cobrar por eso?  Si tiene una cosa distintiva y que la gente en general aprecia.

Esto requiere un cambio extendido como digo en el respeto al derecho de propiedad. No olvidemos que esto viene de lejos. La falta de respeto al derecho de propiedad viene del siglo XV-XVI, es puro Tomismo. Incluso diría que antes.  Es un problema que entronca también con las visiones sobre la propiedad (si es un derecho natural o no del ser humano) que planteaba incluso Aristóteles. Es evidente que esto genera problemas. Pero con independencia de esa discusión que es más académica, lo que sí se ha demostrado es que el derecho de propiedad es algo fundamental e inherente para el desarrollo y el progreso humano. No hablo de desarrollo y progreso en términos solo de enriquecimiento crematístico, sino el desarrollo y el progreso de la ciencia, de los conocimientos, del cultivo del propio espíritu en pro del gusto por el arte, por las cosas.  A eso me refiero: al desarrollo de lo que son las sociedades.

El derecho de propiedad es uno de los derechos fundamentales de un proceso que es el proceso de intercambio para conseguir abastecer necesidades propias, que tenemos todos los seres humanos. Y dentro de ese marco es fundamental. Si tú rompes eso, rompes la baraja y las sociedades se empobrecen.

 Álvaro Lodares (Economista)

@lodares

10 diciembre, 2017

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *