Opinión

Las guerras comerciales y los tejemanejes de Trump

En la Historia económica las guerras comerciales son el pan nuestro de cada día. Y pueden ser -contrariamente a lo que dice el inculto que se sienta en el Despacho Oval de la Avenida Pensilvania-  catastróficas. Y si no que mire su propio país y que recuerde el arancel Smoot-Hawley en los años 30, que convirtió lo que podía haber sido una crisis local, en una crisis comercial de rango universal. Las guerras comerciales ni son divertidas, ni son ligeras, pueden ser catastróficas y hay que tenerlo muy en cuenta y ser muy cuidadoso. Un responsable político debería pensarse dos veces esto, porque hay tanta demagogia en los aranceles, hay tanto deseo de poner en marcha movimientos proteccionistas, que como digo se debería ser muy cuidadoso.

¿Por qué pasa esto? Porque detrás hay intereses, hay lobbies que empujan para lograr esa protección parcial.  Y eso es lo importante que la gente tiene que entender: los aranceles que se plantean siempre como una solución nacional, en realidad son el deseo de apoyar a un grupo. A nosotros nos vendieron durante décadas y décadas que era en el interés de la nación española el separar nuestra actividad económica del mundo ¿A quién estábamos favoreciendo? Al sector textil, al sector del carbón, al sector ferretero de este país… ahí es donde se acumuló la  riqueza nacional, a costa del resto del país.  Es favorecer a unos pocos a costa de muchos.

Trump propone un arancel al aluminio del 10% y al acero del 25%. Eso es lo que propone este señor. Se le van a poner en frente todos los otros sectores que se ven perjudicados, porque se ven mucho menos perjudicados que lo muy beneficiados que se ven unos pocos. Ahí está la clave del sector: los favorecidos se favorecen mucho y los perjudicados ( y esta digamos es la grandeza comercial de EEUU y por eso ha permanecido como la economía más abierta durante muchísimos años) crean un  frente siempre que hay un intento de protección. Cosa que no funcionó con la Smoot-Hawley. Entonces el mercado norteamericano quedó al margen de las exportaciones en el año 33-34. Esto es lo que yo creo que no va a pasar ahora. Es decir, que la oposición no va a venir de la Unión Europea, vendrá de dentro de los EEUU. Por tanto, además de insistir en que Trump es un bocazas, un ignaro y además soez,  esta idea de que no pasa nada, que las guerras comerciales son buenas, fáciles, que si un país pierde dinero basta con no comerciar y entonces esto le hace ganar porque todo lo que él considera que pierden lo van a ganar y encima a lo grande es falso. Además de esas ideas los fundamentos sobre las que las basa (surgiendo de nuevo argumentos de toda la vida como lo de decir que es que los otros países tienen salarios más bajos y por tanto lanzar la idea del dumping social) son otra falsedad. Si eso fuera verdad Alemania jamás sería un gran país exportador, ni tendría la balanza comercial y de pagos que tiene. Y alguno me dirá que los alemanes cobran salarios incluso en términos reales mucho menores que los checos, o los españoles, o los polacos. Pues ni de broma. Pero es que además hay una vieja idea, ( de los años 40-50) una vieja ley que indica que en los procesos de comercio internacional, cuando los países comercian la tendencia de los costes de los factores productivos es a igualarse entre las naciones que establecen ese comercio, incluido los salarios. Es decir, hay una tendencia en términos reales a que los salarios tiendan a equipararse.  Con lo cual es un beneficio más del comercio internacional.

Uno de los errores también por historia se demostró en 1860. Hubo un desarme arancelario unilateral por parte de un país, que fue seguido inmediatamente por un acuerdo: el acuerdo de Cobden-Chevalier entre Francia e Inglaterra, donde se creó el primer Mercado Común Europeo.  Incluso cuando un país lo hace de forma unilateral, sin solicitar una contraprestación por parte del resto del mundo o de otros países ante ese desarme arancelario, ese país se beneficia ante esa situación. Y se demostró históricamente con aquello.

Otro argumento: el militarista. No, es que esto es para la protección de nuestra producción de acero y aluminio para la defensa nacional. Falso una vez más. El 70% del acero que consume EEUU lo produce los propios EEUU. Y solo el 30% es destinado a la industria militar. Pero es que además si encarece las importaciones de acero y aluminio van a tener unos sobrecostes a la hora de reparaciones y este tipo de cosas, espectaculares.  Para que la gente lo entienda ¿En qué les afecta esto? Por ejemplo: los refrescos con los que beben ellos, esos refrescos que vienen en latitas, los automóviles que compran… se van a ver elevados sustancialmente. Con lo cual todo esto es de una ignorancia enciclopédica.

Además hay que explicar que los aranceles incrementan los precios de las cosas importadas, pero también de las no importadas. Es decir, el precio del acero importado en EEUU subirá, pero también subirá el del no importado. De manera que al sector le favorece, pero a los sectores que usan acero (que son todos) no les favorece. Y apliquemos esto por ejemplo a los productos agrarios. Entonces ya es delirante cuando esto se institucionaliza. Y no es precisamente en EEUU. Todo esto es una barbarie intelectual, que se vende muy bien, pero no deja de ser una barbarie intelectual.

En economía uno de los graves problemas es que se dice a la gente que los actores de la economía son una cosa que se llama países. Como si los países existieran, como si tomaran decisiones en términos económicos, como si Francia vendiera a Italia, o Italia vendiera a España. Esta idea es muy seguida frente a otra que es la correcta: son los individuos que residen en Italia o en Francia los que se venden cosas unos a otros y pagan precios por ello. Este es uno de los grandes problemas para popularizar la economía y que la gente lo entienda.

Y lo peor de todo esto es que como empiecen a entrar en este campo de batalla otros países, sería terrible. No es China el más afectado con esta decisión, es Canadá. Canadá triplica las exportaciones que hace China en Aluminio y casi duplica las que hace en acero. Y esto tiene también mucho que ver con esa guerra interna que está teniendo ahora Trump con Canadá, con cuyo Primer Ministro se ha reunido hace pocos días.  Y también con su lío con México. Se está metiendo en un callejón del que es muy difícil salir.  Una guerra comercial es posible y sería trágico. Como trágico es tener a un personaje como Trump en la Casa Blanca.

Álvaro Lodares (Economista)

@lodares

9 marzo, 2018

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