Opinión

Legionarios: inigualable respeto y tributo a nuestras tradiciones

Milicia y Religión, así reza la leyenda de la Cruz de Santiago, emblemática del Ejército de Tierra, como símbolo de dos instituciones históricas que siempre han ido de la mano porque nada como la Religión ayuda a cumplir el deber de morir por Dios y por la Patria si se hace necesario ante agresiones a una o a otra, o a ambas al tiempo. En estos desgraciados momentos sucios, astrosos y amorales es difícil tener ocasión de contemplar tan histórica combinación, ya que no es del gusto falsamente progresista ni Dios, ni el Rey, ni el clérigo ni el soldado. Lo que gusta a ese movimiento siempre marxista es no sólo ignorar esas instituciones históricas que conforman la tradición española, sino combatirlas hasta separarlas y hacerlas olvidar y rechazar por los españoles.

Por eso hay que felicitarse de algo con lo que afortunadamente no ha podido ese alarde falso progresista marxista, comunista, socialista, podemita y ello es la Semana Santa. Los españoles tienen ocasión de contemplar la simbiosis, bella, estética y grande a la vez, de los pasos religiosos en todos los rincones  de España escoltados y honrados por miembros de las Fuerzas Armadas y las de Seguridad del Estado, no sólo naturalmente por motivos de seguridad sino de HONOR, objeto además de admiración y encantado asombro de público nacional y turístico extranjero, que cada año acude en mayor cuantía para participar  de tan inigualables escenas religioso militares.

Por supuesto entre tantos lugares y pasos procesionales tratados de tan tradicional, respetuosa y castrense manera, resalta como símbolo del conjunto la presencia de la Legión en Málaga, escoltando y honrando al Santísimo Cristo de la Buena Muerte, de Mena. Tan deseado momento anual se ha  convertido en algo importantísimo para la permanencia en los corazones españoles de lo religioso y lo militar al mismo tempo, proporcionando una estética incomparable y quizá  un tanto excesiva, pero conveniente en la circunstancia masivamente atea y antimilitarista que la izquierda radical nos hace vivir.

Digo lo de de un tanto excesiva porque quizá la escolta y honores al De la Buena Muerte no precisaría  en sociedades más agnósticas e indiferentes que la nuestra la forma espectacular en que la Legión procede, desde el desembarco en la mañana del Jueves Santo en el puerto malagueño, la escolta en el traslado diurno del Cristo y por último la procesión en sí, a las mismas horas que la famosa «madrugá» sevillana, con sus universales y famosísimos/famosísimas Gran Poder, Las Esperanzas de Macarena y Triana y el Cristo de los Gitanos.

Así pués ¡Viva Cristo Rey!, ¡Viva las Esperanzas de María Santísima!, ¡Viva España! y ¡Viva la Legión!

Manuel Monzón

4 abril, 2018

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