Una herrikotaberna. No es un sitio frío, ni inadecuado, ni transgresor, ni vulgar, ni mugriento. Es, según los tribunales españoles, un centro para la financiación del terrorismo etarra. Produce escalofríos que Pedro Sánchez corra detrás de Pablo Iglesias, el hombre que pontificada en herrikotabernas. Los produce más que corra tras el hombre que aseguraba que con la Constitución no llegaron a nuestro país reglas democráticas. Y más aún que corra tras el hombre que subrayaba que sólo los asesinos de ETA habían entendido este pequeño matiz.

Hay formas y formas de corromper las instituciones. Usándolas para robar, desde luego. Pero llenándolas de vileza, mancillándolas. Sin ética. Sin pudor. Sin moral.