Opinión

El futuro de España en manos del Rey

El viernes pasado nos sorprendimos cuando el presidente del Partido Popular anunciaba su decisión, previamente informada ante el propio Monarca, de no presentarse (de momento) a la sesión de investidura para ser Presidente del Gobierno. Rajoy declina pero no renuncia. El candidato popular es consciente de que no dispone de apoyo suficiente (ni dispondrá de él en las condiciones actuales) para lograr la confianza de la cámara baja. Este acto tiene una importancia fundamental: supone bloquear las posibilidades que permitieran a Pedro Sánchez, a priori con opciones de ser investido, presentar su candidatura en tanto en cuanto, por lo que parece, el Rey daría siempre prioridad al ganador de las elecciones en cada una de las rondas de consultas, pudiendo entrar la cuestión en una situación de bucle infinito.

Las consecuencias son de suma importancia en este contexto: por un lado España continúa en un momento de incertidumbre al plantearse aún a largo plazo la formación de un gobierno y que éste sea estable, tal como exige la Unión Europea. Por otro se obstruye la posibilidad de que otro candidato lo intente y se bloquean los plazos respecto de una nueva convocatoria electoral, que sólo comenzarían a contar una vez convocada la primera sesión de investidura. Mariano Rajoy tiene la sartén por el mango y la seguirá teniendo si logra la connivencia indirecta del Rey.

El servicio que debe prestar el Jefe del Estado se estima fundamental en estos momentos, pues debe dotar a la función que le adjudica el artículo 99 de la Constitución de la máxima responsabilidad. Éste es de los pocos supuestos, por no decir el único, en el que el Rey tiene la posibilidad de “actuar” en el entorno político, resultando esencial la decisión que adopte para salvaguardar los intereses de España.

La facultad que la Constitución otorga a Su Majestad respecto de la elección del candidato llamado a someterse a la sesión de investidura, no ofrece margen de error dadas las circunstancias que todos conocemos. Felipe VI deberá realizar una exhibición magistral de habilidad en el terreno de la ingeniería política, respecto de la cual deberá observar un exquisito equilibrio tendente a garantizar los intereses de todos los ciudadanos y que sólo pasa por la moderación y el respeto a la ley. En recientes discursos ha dejado claro que conoce perfectamente el delicado momento político en que se encuentra nuestra nación, ahora es el momento de demostrarlo con hechos. Pocas veces las consecuencias de la decisión de un rey en una monarquía parlamentaria pudieron condicionar tanto el futuro de un país.

@nandozt

detallesoriginalesferzt.blogspot.com.es

26 enero, 2016

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