Para no perdérsela. Desternillante. Desde el minuto cinco hasta el último suspiro. Una obra para desconectar, a carcajada limpia. Y un descubrimiento, probablemente, para no pocos espectadores. El de un Andoni Ferreño instituido en auténtico protagonista, en centro de la escena durante los noventa minutos.
En un registro diferente, con una fuerza cómica arrolladora, apabullante. No devora a una Vanesa Romero y una Esperanza Elipe que están magníficas, formando un elenco muy bien elegido.
El clan de las divorciadas relata una historia cotidiana, con toques surrealistas, con sobresaltos hiperbólicos y un conjunto de ingredientes que dan como resultado un divertido plato. No falta el guiño al absurdo, la complicidad con el público, el carácter enteramente complementario, autónomo, genial de cada uno de los personajes que exhiben un potente lenguaje gestual. El histrionismo.
Viveza, fuerza, y ganas de pasarlo bien… es lo que se respira en el Teatro Muñoz Seca. ¡Otro acierto!
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