Hay sectores que se apropian de las palabras como si éstas se hubieran creado para definir determinadas cuestiones excluyendo todas las demás. Eso pasa, por ejemplo, con el término “cultura”, acuñado por algunos de manera totalmente excluyente, como si esa manifestación determinada fuera la única, y les permitiera hacerse dueños y señores de su significado. Eso le pasa al cine español -por ejemplo-, sector “sectario” donde los haya, que tiene como norma dejar fuera de este género cualquier otra vertiente.

Gracias a Dios, la cultura es el gusto por las bellas artes y las humanidades; el conjunto de saberes, creencias y pautas de conducta de un grupo social. Por lo tanto, podemos decir, bien alto y bien claro, que la Tauromaquia reúne todas las condiciones para estar, por méritos propios, dentro de este género.

Por mucho que les fastidie a todos aquellos que sienten un odio visceral por todo lo que suene a España, si por algo nos podemos sentir orgullosos los que nacimos en la tierra del rojo y gualda, es por la cantidad de legados culturales que la Tauromaquia ha ido impregnado en nuestra piel de toro y que, además, son exportables.

A lo largo y ancho del mundo se han ido creando clubes taurinos. Uno de ellos, el de Londres, ha sido noticia en los últimos días, ya que el diestro Rafaelillo impartió una clase de toreo de salón en St. James Square. Las imágenes, que han dado la vuelta al globo, dan una dimensión de lo que supone esta manifestación artística, que no es otra que la de crear belleza y estética delante del animal más bello del mundo: el toro bravo.

El club taurino de la capital del Támesis fue fundado en 1959 por George Erik. A día de hoy, cuenta con más de trescientos socios, no sólo británicos, sino de otras muchas nacionalidades: Nueva Zelanda, Australia, Arabia Saudí, Israel, el continente americano en su conjunto, además de miembros de viarios países europeos. Se reúnen el segundo martes de cada mes, y organizan, anualmente, los premios al mejor torero, novillero, rejoneador y ganadería de la temporada española, que se entregan el último fin de semana de noviembre. También publican, cada dos meses, la revista “La divisa”, la más destacada cabecera sobre tauromaquia en lengua inglesa. Si esto no es cultura, que venga Dios y lo vea.

@empenha