¿Pero hay alguien más?

No estamos solos. En política exterior nos dejamos arrastrar. También en la interior. Todo nos afecta. Mucho.

En el mundo, el nuestro, se muestra un ganador: Vladímirovich Putin.

Es una carrera en los grandes espacios. Obama, Occidente, se quedan atrás. Putin va en cabeza.

El poder corrompe y con eso nos entretienen mientras que otros sufren la vida en la batalla, esa que pone a prueba el valor como nunca podrá hacerlo la política. Vergonzosa Europa ante la tragedia. Difícil de asimilar. Cuidado con los resentimientos que provocan las injusticias. Se gestan en los campamentos de la vergüenza. Arraigan y brotan de generación en generación. La tragedia de los emigrantes nos pasará factura, tarde o temprano. Por cobardía de la Europa cristiana.

Putin gana. Rusia deja Siria. Palabras, pero todo un documento político. Se va como triunfador. Asad vuelve a recuperar su liderazgo político. Será parte esencial en las negociaciones de paz. Rusia ha tenido también que ser invitada. Staffan de Mistura, emisario de ONU para Siria, empequeñece a la Organización y pasa por amenazar con la intervención de EEUU y Rusia. Una forma de mirar hacia otro lado. Es el retrato de occidente que no sabe como esconder sus vergüenzas cuando la mayor tragedia humana conocida desde la II GM llama a sus puertas.

Rusia se va pero no se va. Putin tiene un ejército poderoso, quiere enseñarlo y está dispuesto a utilizarlo. El siguiente escenario ya está en su mente y los cuarteles rusos preparados. Obama desaparecido. Europa humillada y avergonzada.

Rusia pasa por una tremenda crisis, pero su postura puede aliviar el mayor problema al que se enfrenta Europa. También vigilando a Turquía.

Vista la postura de nuestros “hombres de Estado” ante el difícil equilibrio interno y externo, me pregunto como aquel del famoso chiste: