Madrid, Opinión

El gran pacto pendiente

Cien días suele ser un tiempo que bien sirve para asentar las bases de cualquier empresa que se quiera llevar a cabo. En Francia, por ejemplo, transcurridos 100 días (Cent-Jours) de la Campaña de Waterloo, fueron suficientes para poner fin a las llamadas Guerras Napoleónicas, así como al imperio francés de Napoleón Bonaparte.

Roosevelt fue el primer presidente estadounidense en acuñar el término. Llegó al poder en medio de una crisis económica mundial. Se veía en la necesidad de generar confianza y convencer a los ciudadanos y a los mercados de que era capaz de revertir la situación. En los cien primeros días de su mandato demostró, con hechos, su capacidad y eficacia para aprobar en el Congreso leyes importantes que enderezaron la difícil situación política y económica.

Los 100 días también han calado en la política española y europea como termómetro para medir si un líder político está capacitado o no para gestionar la gobernabilidad de su país. Es decir, para sopesar si el voto y la confianza que los electores dieron a sus políticos confirma una decisión acertada o no.

Pues bien, se cumplen ahora en España cien días desde la fecha en la que los electores fueron llamados a las urnas y, a estas horas, el nuevo gobierno ni está, ni se le espera.

Mucho se ha hablado ya sobre los posibles pactos, todos ellos fallidos. Quizá una de las principales razones por las que tras estos cien días aún no hay gobierno es porque, unos y otros, están más ocupados y preocupados de las fotos y de sus propios intereses, que por el verdadero interés de España y de los españoles.

A mi modo de ver, el gran pacto pendiente es el que deberían firmar todos los miembros de la clase política española, bajo estas premisas: honestidad, responsabilidad y espíritu de sacrificio, en favor de todos los españoles.

Carlos D. Lacaci

Abogado – Consultor

31 marzo, 2016

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