Madrid, Opinión

El gran legado de Mario Conde son sus camisas

Mario Antonio Conde Conde, Mario Conde para el vulgo, amalgama y combina con elegancia las ocupaciones de jurista, empresario, político y ahora preso de postín en Soto del Real.

Dicen los chanelan de esto que Mario Conde llevaba quince años en plan hormiguita repatriando pasta de aquel presunto saqueo de Banesto. Empezó con tres mil euros y terminó con una media de un millón al año hasta que hace unos meses, una transferencia fue su ruina: 600.000 euros que no pudo justificar ante el banco lo que activó al servicio de prevención de blanqueo y terminó con una denuncia en Anticorrupción.

Pero ahí no va a acabar esta historia, no todo está perdido. Lo que ocurre es que en este país farfullero y mediocre nadie se fija. Conde perdió un Banco, un porvenir político, un carrerón, media vida y quizá un porrón de millones personales (patrimoniales, que queda más fino), con la movida de Banesto. Pero siempre nos quedarán sus camisas.

Aquí es que somos barulleros, trapaceros, antiestéticos y no nos fijamos. Los comentaristas, los tertulianos, los juntaletras, los caricaturistas, han hecho chanza y chirigota con el peinado reluctante de Mario Conde, pero nadie ha dicho nada del máximo exponente de su elegancia: los cuellos de sus camisas, esos cuellos altos y con los picos abiertos, dejando espacio para un gran nudo de corbata provocadora.

Mario ha jugado a ser un dandi, y el dandismo es una orden tan sacra, exigente y severa como la masonería. Mario ha jugado a ser diferente y, en este país provinciano, ser diferente es un yerro. Lo ha perdido todo, pero quedan sus camisas.

Mario Conde ha naufragado como banquero, como político, como hombre, y según la prensa de las vísceras, ha fracasado como esposo, pero ha impuesto un cuello de camisa, como Brummel.

Seguramente algunos califiquen a Mario Conde como un golferas, pero para mí es un dandi en esta España marengo de grisalla política y social. Dios nos libre de ti, pero Dios nos inspire en ti a la hora de comprar las camisas.

@marisaarcas

17 abril, 2016

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