La respuesta es rotundamente sí. La naturaleza humana no es perfecta, y tampoco lo son aquellos profesionales que integran una institución (sea la Policía Municipal, el Cuerpo Nacional de Policía o la Guardia Civil) que tienen como misión garantizar la seguridad y las libertades en nuestro país.

En «Asuntos Internos: las tramas de la corrupción policial en España», Jorge Cabezas hace un relato minucioso y sustancialmente riguroso, capítulo a capítulo, de los escándalos que han sacudido a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en los últimos años. Manzanas podridas, en efecto, pero que han hecho un daño terrible en la investigación de casos que han generado verdadera alarma social.

En esta edición muy oportuna de Kailas nos topamos con un relato periodístico agradecido en el que convergen empresarios, redes de prostitución, muertes violentas, organizaciones criminales de origen chino… y hasta el pequeño Nicolás.

Vale la pena la lectura. No para usarla como ariete contra la labor de quienes se esfuerzan cada día sin desmayo para que los ciudadanos disfrutemos de paz y tranquilidad. Antes al contrario, para tomar nota de aquellas actuaciones especialmente lamentables, ilegales y ausentes de toda ética que jamás deberían repetirse.