Madrid, Opinión

El misterioso suspenso de los líderes políticos

Siempre me he preguntado cómo es posible que, año tras año, encuesta tras encuesta, no haya ningún líder político en España que consiga alcanzar una calificación de sobresaliente o de notable por parte de los ciudadanos encuestados.

Cuando veo los resultados de esas encuestas como la recientemente publicada por el CIS, referida al mes de abril de este mismo año, se me abren las carnes al comprobar que no hay ni un solo político en esas listas que llegue, si quiera, al aprobado raspado. Ni eso, ni un 5 pelado con el que podrían, al menos, aprobar una asignatura en la escuela o en la universidad…

No me choca tanto el hecho de que los políticos (salvo excepciones) obtengan esas calificaciones tan bajas (en muchos casos por debajo de 3 puntos sobre 10), sino que los electores, en su mayoría, sigan confiando en ellos, ofreciéndoles el apoyo electoral necesario para que, aquéllos, puedan acometer tareas de enorme responsabilidad, cuales son, entre otras, las de legislar y gobernar, se presupone, además, que pensando en el interés general de todo un país.

En definitiva, hace tiempo que dejó de sorprenderme la mediocridad general de la clase política, salvo los casos de algunos políticos, pocos, que sí aportan valor con su excelente bagaje intelectual y, sobre todo, por su compromiso y sacrificio personal en beneficio de la sociedad española. Sin embargo, es para mí todo un misterio el hecho de que las personas peor valoradas por buena parte de los encuestados sean, precisamente, muchos de los políticos que están llamados a liderar el futuro gobierno de nuestro país.

Al final, después de mucho reflexionar sobre el particular, consigo llegar a alguna de estas dos conclusiones: o bien, actualmente, no existe ningún político capacitado para liderar el gobierno de nuestro país (puesto que ninguno de ellos consigue el aprobado); o bien, ninguno de los encuestados (suponiendo que, cosa probable, haya votado a alguno de los líderes sobre los que se le pide su valoración) se tome demasiado en serio los designios de su país.

¿Imaginan a algún profesor de escuela o de universidad, incluso a un responsable de recursos humanos de una empresa privada promocionando a los peores alumnos o a los peores trabajadores?

Pues eso, todo un misterio…

@Lacaciabogado

Abogado y Consultor

8 mayo, 2016

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