LifeStyle, Madrid

¿Cuál es la mejor crema antiarrugas?

¿Cuál es la mejor crema antiarrugas? Esta pregunta es una de las que más frecuentemente nos realizan tanto familiares y amigos como pacientes en la consulta. Hay una cantidad ingente de productos cosméticos en el mercado con variadas y complejas formulaciones, vendiendo un “efecto antiaging” que en su gran mayoría no ha sido demostrado científicamente (pongamos como excepción las que contienen ácido retinoico). Y los que nos dedicamos al cuidado de la piel, tanto en su vertiente clínica como cosmética, lo tenemos bastante claro: la mejor crema sin duda es aquella que contiene factor de fotoprotección.

Conviene recordar, ahora que se acerca la época del año en la que más radiación solar recibiremos, que ésta es necesaria y beneficiosa para el ser humano, participando en la síntesis de la vitamina D y generando efectos beneficiosos a nivel neuropsicológico, entre otros. Pero también hay que tener muy en cuenta que la piel es el órgano que más sufre a largo plazo las consecuencias de una exposición al sol repetida y excesiva. Las radiaciones solares tienen efectos perjudiciales tanto a nivel del envejecimiento de la piel como del riesgo de padecer algunos tipos de cáncer cutáneo. Y estos efectos perjudiciales sobre el DNA celular y las proteínas de la piel son acumulativos (como se dice popularmente, “la piel tiene memoria”). Por tanto, tenemos que educarnos en la importancia de la constancia en la fotoprotección.

Y el concepto de fotoprotección no debemos limitarlo solo a las cremas solares ni aplicarlo únicamente durante el verano o el tiempo en la playa o la montaña. El sol está siempre en nuestro cielo y la radiación ultravioleta llega a nuestra piel todos los días del año, incluso los nublados (el 90% de la radiación ultravioleta atraviesa las nubes).

La fotoprotección hemos de verla como un concepto mucho más amplio, que englobe también hábitos de “no exposición”, como pueden ser estar cómodamente a la sombra en las horas centrales del día y el uso de un vestuario adecuado (camisetas, pantalones, gorras, …) que filtre o impida que la radiación ultravioleta alcance nuestra piel. Hemos de ser también conscientes de que la radiación recibida no solo procede directamente del sol, sino también incide en nosotros de forma indirecta tras reflejarse en diferentes superficies. De esta forma, la hierba refleja aproximadamente el 15% de la radiación, el agua un 10-20%, la arena un 25% y la nieve hasta un 80%, por lo que en este caso recibimos casi el doble de radiación. ¡Y es que hasta debajo de una sombrilla podemos quemarnos! (por el porcentaje de rayos que atraviesan el tejido y los que se reflejan en el suelo). Hay también muchos otros factores a tener en cuenta en la protección solar, pero serían motivo de un artículo mucho más amplio.

En resumen, y volviendo al planteamiento inicial, insistir en que la mejor “crema antiaging” para nuestra piel es una fotoprotección eficaz, entendida en toda su amplitud. Quien se exponga al sol por motivos estéticos buscando un bonito bronceado, ha de saber que el sol es pan para hoy y hambre para mañana. Adquiramos la costumbre del uso de una crema con factor de fotoprotección (mayor o menor según el nivel de exposición previsto) todas las mañanas y modifiquemos nuestros hábitos con respecto al sol, evitando exposiciones imprudentes. Será el mejor favor que podamos hacer a la salud de nuestra piel.

Dr. Jesús Sánchez Martín (cirujano plástico y dermatólogo) FEMM Cirugía y Medicina Estética

www.femmcirugiaestetica.com

13 mayo, 2016

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