Dios quiera que a partir de ahora no tengamos que pronunciar el verso de Segismundo en La vida es sueño: ¡Vive Dios que pudo ser!
-Podemos arruinar España. Unidos podemos. Aunque no debemos.
-Podemos recrear un frente popular de triste recuerdo. Unidos podemos. Aunque no debemos.
-Podemos romper la Constitución y redactar una nueva, inspirada en países donde la libertad es una quimera. Unidos podemos. Aunque no debemos.
-Podemos tener un ministro de defensa antimilitarista que jugó a los soldaditos desde la retaguardia sin responder, nunca, a los interrogantes de los que en el frente se jugaban la vida. Unidos podemos. Aunque no debemos.
-Podemos renunciar a la OTAN, abrir fronteras, las puertas de casa y jugarnos a los dados la túnica y el manto. Unidos podemos. Aunque no debemos.
-Podemos repartirnos España, trocearla y renunciar a nuestra civilización, historia y cultura. Unidos podemos. Aunque no debemos.
Una cosa es estar unido y otra una reunión temporal de dudosos intereses. La unidad no es una asamblea de barrio, ni ocupar recintos. No es política guerrillera manipulada y mal educada. No consiste en engañar con la demagogia de la dictadura escondida en quimeras y manuales de miseria. No es la conquista del poder absoluto.
-Podemos renunciar a nuestra bandera, insultar a nuestro himno, dejarnos engañar por nuevos cantos y banderas, burdas mentiras, ruinas venideras. Unidos podemos. Aunque no debemos.
-Pero ¡cuidado! Ni siquiera unidos en reunión pasajera se puede acabar con la voluntad de un pueblo. Hace falta mucha historia, fuerza y verdad, sacrificio y lealtad para engañarlo. No va a ser fácil cambiar la historia, el futuro y el esfuerzo de generaciones. Alerta estamos y avisamos.
-Podemos ser una gran Nación. Unidos podemos y debemos. Consiste en esfuerzo, solidaridad, amor a España y a ser español.
Dios quiera que no tengamos que pronunciar el verso de Segismundo en La vida es sueño:
¡Vive Dios, que pudo ser!… y fue.
Ruina y miseria.
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