Junto al Museo del Ferrocarril, una docena de chabolas habitadas en su mayoría por gitanos de origen rumano traen por el camino de la amargura a los vecinos del barrio de Delicias. Desde hace más de dos años, están pidiendo al Ayuntamiento de Madrid y a Adif, propietaria de gran parte del solar en el que se asientan, que desalojen el asentamiento ilegal porque, «al margen de los sentimientos de cada uno al respecto de su situación, debe cumplirse la Ley y, además, hay razones higiénico-sanitarias para ello», reclama Melquíades Gaspar González, uno de los vecinos afectados.

Para buscar una solución, desde el pasado otoño han impulsado, con la colaboración tanto de Ciudadanos como del PP, varias iniciativas para que el equipo de Gobierno de Manuela Carmena negocie con Adif –propietaria de la mayor parte de los terrenos–, para crear equipamientos básicos para los vecinos mediante un convenio de cesión gratuita y temporal. Una propuesta que estaba avanzaba, según detallaron fuentes cercanas al proyecto pero que, recientemente, se ha desbaratado en beneficio de una propuesta que supone lo opuesto a lo que reclaman los habitantes del barrio: consolidar el poblado.

El Ayuntamiento de Madrid está interesado en implantar en la zona el proyecto de los «xiglús» de la Fundación Me Importa, unas viviendas tipo bungalow con bajos costes de instalación que sustituirían a las actuales chabolas y, junto con un proyecto amplio de intervención social, permitirían a los okupas permanecer en el solar con mejores condiciones de habitabilidad.

Sin embargo, para que esto se produzca, deben acordar con Adif la cesión de terrenos que se había negociado para las pistas deportivas puesto que, pese a ser viviendas simples, requieren de unas mínimas instalaciones de saneamiento y energía.