Madrid, Opinión

La incapacidad para formar gobierno

 

Ya sabemos que no hay dos sin tres. Ahora bien, el hecho de tener que asistir a un escenario político donde ya se ha confirmado que habrá nuevas elecciones generales en España, las terceras consecutivas en menos de un año es, sencillamente, vergonzante.

Efectivamente, la enésima obscenidad política causada por la falta de responsabilidad de aquellos que, supuestamente, representan los intereses de los españoles, vuelve a dejarnos una sensación entre el sonrojo, la desconfianza y el más absoluto rechazo e indignación.

El hartazgo hacia unos políticos, obstinados en seguir mirándose hacia sus ombligos, incapaces si quiera para hacer frente a su principal responsabilidad para la que fueron elegidos, es decir, en buscar un posible  acuerdo para la gobernabilidad de nuestro país e iniciar una legislatura en la que urge trabajar para buscar soluciones a los muchos problemas que reclama la sociedad, se encuentra más allá del límite máximo permitido por cualquier tipo de paciencia, individual o colectiva.

Para los que no nos dedicamos a la «cosa pública» sorprende sobre manera comprobar no sólo la falta de capacidad e ineficiencia de los diputados en estos particulares, aún es mucho más chocante asimilar que dicha falta de capacidad, competencia, responsabilidad…, no tiene consecuencia negativa alguna para sus «tan acomodados» señorías.

¿Se imaginan lo poco que durarían cualquiera de ustedes, trabajadores de la empresa privada, o sacrificados trabajares autónomos, en el supuesto de no tener la mínima capacidad para realizar sus labores profesionales? ¿No se han parado a pensar que, en cualquier empresa del sector privado, en el supuesto de abandonar la responsabilidad de sus funciones verían, inmediatamente, suspendido su salario o, directamente, despedidos de dichas compañías?

Pues no, a ninguno de los 350 diputados les sucede nada de lo anterior. Antes al contrario, asistimos al vergonzante e indignante panorama donde los electores eligen a sus representantes y estos eluden sus responsabilidades políticas. Mientras así sucede, siguen cobrando sus salarios del erario público, del dinero pagado con el esfuerzo del trabajo de todos los españoles, vía impuestos (con un sistema fiscal, por cierto, cuasi confiscatorio: De los 365 días del año, se necesitan más de 180 días de trabajo, para pagar en España todos los impuestos y tasas municipales, entre ellos, para sufragar los salarios de los diputados)

El día 2 de septiembre de 2016, en la cámara de representación de la soberanía popular, en el Congreso de los Diputados, quedó escrita una nueva página de la incapacidad de los representantes políticos, de la triste y mediocre clase política que no sabe, no puede o no quiere formar gobierno y ponerse a trabajar, de una vez, por el interés de España.

 

@Lacaciabogado

Abogado y Consultor

5 septiembre, 2016

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