Madrid, Opinión

A mi Legión: vuelve el envenenamiento civil y las trincheras

Porque afortunadamente en estos tiempos globalizados ya no se estila en el mundo civilizado dirimir las profundas diferencias entre sus ciudadanos a tiro limpio, no nos estamos acercando los españoles a una nueva guerra civil, dados los odios que se han recrudecido desde que el super-memo de Rodríguez Zapatero, autodefinido nada más llegar al Poder en 2004 como «rojo», se inventó esa falacia de la «memoria histórica, pretendiendo, y desgraciadamente consiguiendo, llevar a mucho ignorante la especie de que en aquel conflicto civil los «rojos» fueron los «buenos», perseguidos, asesinados y abandonados por todas las cunetas de España, y los «nacionales » los «malos», asesinos y crueles en exclusiva.

Precisamente todo lo contrario  de la verdad, ya que sí es cierto que hubo muertos fusilados en las retaguardias de ambos bandos, HUBO MUCHOS MAS Y LIQUIDADOS CON MUCHA MAYOR SAÑA Y CRUELDAD EN LA ZONA ROJA.

Así, estamos asistiendo a episodios diarios no reivindicativos de nada cierto sino expresivos del rencor, el odio y el afán de venganza que ha sembrado esa maldita «memoria histórica» de los descendientes de los vencidos, que ese es el verdadero fondo de la cuestión, QUE LOS «ROJOS» PERDIERON LA GUERRA CIVIL, y eso escuece, y es lo único que, por mucho que se mienta y reinvente lo que no existió, nadie puede cambiar.

Entre estos episodios resaltan tres, particular e históricamente azuzadores del odio que se quiere resucitar. El primero protagonizado por el enfermo de notoriedad ex juez prevaricador Baltasar Garzón, empeñado en liderar el vengativo, y por cierto antiturístico afán por exhumar y expulsar los cadáveres del Caudillo Francisco Franco y el Fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, de sus bien ganados sepulcros en el Templo dedicado a la reconciliación del Valle de los Caídos.

Menos mal  que, conscientes los gobernantes de uno u otro pelaje de las consecuencias que eso podría desencadenar, se hacen los «locos» y todo va quedando en palabras, aunque el PP de Rajoy, entre tantas omisiones «democatólicas», no se ha atrevido a derogar esa Ley de «memoria mas histérica que histórica».

El segundo de esos episodios ha sucedido en la «supersublevada» y «supernacional» Pamplona/Navarra. Aquí ha sido el intento del separatismo rojo/etarra de también exhumar/expulsar de sus sepulcros en el Monumento a los Caídos de Pamplona los cadáveres de los Generales Mola y Sanjurjo, lider el primero de tantos miles y miles de requetés navarros como contribuyeron decisivamente a ganar la guerra civil en el frente Norte, precisamente a las órdenes de Mola.

Mi felicitación  al Arzobispo de Pamplona, Monseñor Rodríguez, que se ha negado a permitir tal felonía, aduciendo valientemente la propiedad de la Iglesia de tal Monumento que Ella es la única que puede decidir lo que se hace o deja de hacer con los muertos enterrados en el.

Y llegamos al tercer episodio, probablemente el más peligroso y actual porque puede desencadenar protestas y manifestaciones callejeras graves e indignadas. Me refiero a la coincidencia de la canalla decisión de la siniestra Alcaldesa de Madrid, «Blancarmena y sus podemitas», de quitar el nombre de la calle dedicada al Fundador de la Legión, Coronel Millán Astray, en 1920; la manifestación celebrada en la Plaza Mayor de Madrid y convocada por la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios contra tal ofensa a Cuerpo tan distinguido de nuestras Fuerzas Armadas y, por último, el hecho de que la Unidad de la Legión que va a participar en el desfile conmemorativo de la Fiesta Nacional, el miércoles próximo, 12 de octubre, va ser precisamente, como estaba previsto desde hace tiempo, la X Bandera, que lleva el nombre de «Millan Astray».

Veremos lo que sucede, unido a las cobardes decisiones  de la Alcaldesa Carmena y el líder «podemikta», el «rojazo» de Pablo Iglesias, de no asistir al acto y desfile.

Y es que la guerra civil ya está aquí, aunque afortunadamente, y esperemos que siga así, sin tiros ni derramamiento de sangre.

Manuel Monzón

 

11 octubre, 2016

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