La XXV Cumbre Iberoamericana celebrada en Cartagena de Indias será recordada por ser una de las polémicas de los últimos años. Una inesperada ausencia del presidente Nicolás Maduro, que confirma la falta de voluntad de Venezuela parar mejorar sus relaciones internacionales; el apoyo unánime a la propuesta de España para solucionar el litigio por la soberanía sobre el peñón de Gibraltar; y el proceso de paz en Colombia han sido los tres grandes que protagonizaron la jornada.
Los 22 países miembros de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) coinciden en poner fin a la situación colonial de Gibraltar, tal y como ha sido definida por las Naciones Unidas, e instan a los Gobiernos de España y el Reino Unido a retomar las negociaciones bilaterales.
La oferta de cosoberanía, ya rechazada por Londres y Gibraltar, cobra protagonismo tras la decisión del Reino Unido de salir de la Unión Europea. El Brexit pone jaque el actual modelo económico de Gibraltar, que depende del comercio con el resto de países de Europa. Sin embargo, aceptar la propuesta española garantizaría su permanencia en la UE y por lo tanto a su mercado interior.
El PIB de Gibraltar creció un 49% entre 2011 y 2015, sitúa su renta per capita por encima de los 64.000€ en el último ejercicio y se coloca en el cuarto puesto del Fondo Monetario Internacional (muy por encima de España y Gibraltar). El mercado laboral depende de la inmigración, más de un tercio de los trabajadores se desplazan cada día desde España al peñón. Fuera de Europa, los acuerdos de libre tránsito no tendrían valor.
La otra opción que plantea Gibraltar es modificar por completo su estructura económica y convertirse en un país puente para las empresas que quieran invertir en el Reino Unido. Pasar de un mercado de 500 millones de personas a uno de 60 millones. Esto supondría un shock económico en el corto plazo y no cuenta con el respaldo de gran parte de la población.
¿Será capaz España de cerrar el acuerdo? Las condiciones nunca habían sido tan favorables, sobre todo si el Gobierno mantiene la inercia de reclamar la negociación en otros foros internacionales.
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