Cultura y Ocio, Madrid

Bendita bata de luces

“Primun non nocere”, (primero no dañar) fue uno de los postulados que Hipócrates consagró como una máxima de esa bellísima profesión que es la Medicina. Parece claro que este aforismo declara como axioma que antes de curar o sanar, lo primero es no agravar el daño que se padece o causarlo de forma deliberada.

Cuestiones deontológicas aparte, si bien conviene no olvidarlas, la Sociedad Española de Cirugía Taurina (SECT) ha celebrado estos días en la Monumental de las Ventas su Congreso Informativo con carácter de urgencia. Con esta reunión se pretende concienciar a todos los estamentos taurinos de la importancia de los equipos médicos y se han propuesto soluciones para las enormes vicisitudes que atraviesan los médicos taurinos a la hora de ejercer su trabajo.

En tal sentido se pronunciaba el domingo pasado el Dr. Pascual González Masegosa, cirujano jefe de la Plaza de Toros de Albacete y Presidente de la SECT en un conocido semanario taurino: “debemos reclamar la igualdad en la dotación de los servicios médicos en la plazas de toros sin diferencia de categoría, denunciar el intrusismo profesional que no es controlado por las autoridades, exigir unas condiciones básicas en las enfermerías de las plazas de toros y animar a las Administraciones a elaborar un reglamento único que equipare a las Comunidades Autónomas en la cuestión de la asistencia sanitaria.»

Y no es la única contrariedad de que adolece el sector. Citando al genial Ramón Vila, “un cirujano taurino, antes de médico, lo que debe ser es aficionado”. Lo menos alentador parece ser el futuro, aquellos jóvenes que se están formando en medicina y que tratarán no dentro de muchos años a los matadores. Desde que se creó la SECT en el año 1975 sólo se han celebrado 10 cursos de formación de cirujanos taurinos, cursos que resultan muy costosos y que además cuentan con un defecto de base: no existe ni una sola Cátedra de Cirujía Taurina en España. Por eso, tienen la intención de sacar adelante un plan de formación de cirujanos taurinos con el apoyo total del mundo del toro.

Si el toro es el motor de la Fiesta, los cirujanos son sus mecánicos. Los Vila, García Padrós, Val-Carreres, Bourio han dejado un legado que ha de ser indeleble. Motivo por el cual, desde estas líneas, brindo un singular tributo a todos ellos y a los jóvenes que están por llegar al arte más eterno y complejo y a la profesión más hermosa del mundo.  La montera está boca abajo. Sigamos trabajando.

@Sr_Yera

CronistaTaurino

 

27 diciembre, 2016

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