Madrid, Opinión

Nosotros, los neopaganos

Dicen nuestros Obispos que España ha entrado en una especie o suerte de “neopaganismo”. A lo que nosotros llamamos consumismo, ellos, con mejor estilo clásico, lo llaman paganismo, y tienen toda la razón, sólo que nosotros somos unos paganos de Corte Inglés, sin gracia ni grandeza, con un sobredorado de cuarzón, y abonamos nuestro paganismo en euros.

Entre los cuarenta y los cincuenta, el español que milagrosamente ya ha pagado los plazos del chalet adosado, el apartamento en la playa y lo del divorcio, que es un pico, más la nueva frontera sentimental, que no para con los modelitos, decide el hombre que hay que pegar el salto, o crece o muere, y como no se va a hacer de Pedro Sánchez ni renovador socialista, porque Sánchez está dotado de doble o triple personalidad, todas ellas desarrolladas y me parece que ninguna asumida, y como tampoco va a añorar a José María Aznar, que eso es la catequesis, entonces decide hacerse neopagano. Lo que pasa es que el paganismo es caro. El paganismo, tal como lo entiende una sociedad que no ha leído a los paganos, pasa por la Costa del Sol, las Maldivas, el yate Valoria de Amancio Ortega, el modelamen de la Preysler en el Hola y las grandes fincas de caza. Entonces es cuando el aspirante a neopagano, que dicen sus santidades, se mete en pelotazos, chanchullos y trapisondas varias.

Sus santidades o eminencias o como sea eso lamentan que se hayan perdido los valores católicos, apostólicos y romanos, pero quizá cayeron con la desamortización de Mendizábal, salvo alguno que todavía ande rodando por el Rastro.

Lo que una también lamenta es que se haya perdido la ética, la vieja moral de la izquierda, la vergüenza torera, que ya sólo se encuentra en los toreros, y aquella cosa que tenían los viejos banqueros, los canónigos del dinero, para quedarse con tu parné y el molino de la abuela como haciéndote un favor.

Pero a falta de todo eso ha venido el neopaganismo, que es una entelequia, una pasada de millones bajo la palmera del ron  y un edificio “inteligente” en Madrid para cuando la señora Carmena te quiere ratear la inteligencia. Somos paganos en camiseta, neohorteras del paganismo, porque en este país se admira a una tribu de oro, a una minoría de butroneros con clase, a los que vemos continuamente por la tele y las revistas del marujeo.

Y así nos luce el pelo, eminencias.

@marisaarcas

30 diciembre, 2016

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