Madrid, Opinión

Susana Díaz: la Bella durmiente ha despertado

Una realidad muerta ayuda a despertar conciencias o el matriarcado político obsoleto en el que se encuentra inmersa la política del gobierno de la Junta de Andalucía, explica el hartazgo y la falta de control de miles de ciudadanos que por toda esta bendita tierra levanta su voz y rompe su garganta.

No es que Susana Díaz, la matriarca, tenga la popularidad por los suelos, sino que su imagen, de urbanita, moderna, alejada del campesino medio bajo de Andalucía, lejos del sentir del obrero, ahonda en una crisis, que el pueblo andaluz define con protestas, con denuncias y con un sentir generalizado, que la imagen de Díaz, no la levanta ni el Levante de Cádiz.

Y aprovechando que el Levante pasa por Cádiz, tan solo basta con poner un poco de atención para comprobar a quién van dirigidos los compases del tres por cuatro de este año de carnaval, el “CIS andaluz“, el reflejo del sentir de la sociedad andaluza, el mayor escaparate de opiniones que recorren cada uno de los rincones de nuestra tierra.

La letra y música para una dirigente, acusada de traicionar al pueblo andaluz, de olvidar a los andaluces, de estar más pendiente a los problemas de guardería de su partido, a recordarle en sus pasodobles, que su “osadía” por el control político de su partido, el socialista y dejar “tirada” a su tierra, podría costarle, vivir la mayor de las hecatombes electorales jamás aquí conocidas.

La realidad andaluza es compleja y cuesta entenderla sin despejar las distintas variables que podrían definir muy bien el complejo puzzle que la conforma; limitada en sus pensamientos desde las instituciones y asustada por sus expresiones, los andaluces se encuentran en la tesitura, de dar el paso hacia delante. Querer decir que en Andalucía existen muchos que por su discrepancia o contrariedad a una política anticuada y sin reflejos, han sido despojados de su empleo, o sustento, pareciera como arriesgado e incluso inconsciente por mi parte dejarlo plasmado en unas líneas de opinión de un medio. Pero la realidad es esa, sin agua, se traga a trompicones, y si no pregunten en pueblos pequeños de la Andalucía profunda, quien narices se atreve a llevarle la contraria al Régimen.

Los andaluces nos hemos acostumbrados, tanto viejos como jóvenes, a seguir patrones de boca chica, o como dicen en mi tierra, tu piensa lo que quieras, pero haz lo que pudiera. Andalucía es una tierra que el señalarse aún cuesta, y no porque aquí no sepamos hacerlo, sino más bien por miedo a perder lo poco que aún nos queda (pudiera ser un poco imprudente). El problema o el alivio radica que muchos han perdido lo poco que les quedaba, e incluso el miedo, que es lo último que aquí perdemos. Y si no, como se explica que miles de ciudadanos salgan a la calle a protestarle a la matriarca, sin miedo a ser señalados en sus pueblos, sin miedo a ser represaliados en sus puestos o ser repudiados en su tierra.

@blogfransevilla

8 febrero, 2017

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