Opinión

En Cuaresma no te hagas el longuis

Los católicos andamos enfrascados en ese tiempo litúrgico de conversión que nos prepara para la gran fiesta de la Pascua. Estamos en Cuaresma, momento óptimo para arrepentirnos de nuestros pecados y cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo. La tarea no es sencilla.

Hace poco salió un obispo diciendo: “ cuando te llamen a Cuaresma, no te hagas el longui”. Un termino, una perla, que nos ha dejado estupefactos. Un signo de que el clero español  se está “aguiornando” de nuevo, siquiera en lo semántico, sólo que lo hacen muy mal, y han pasado del latín/latón de sacristía a un cheli viejo, de posguerra, por llegar más a los fieles/ infieles. Estamos a cinco minutos de volver a aquellos curas con guitarra de los cincuenta, chicos sanos que iban a evangelizar Vallecas y que no pasaron de convertir la catequesis en un mariachi. Pero, volviendo a las palabras, y con ayuda del Ramoncín, que es un clásico de la gallofa, algo así como el Casares del Madrid-Sur, trataré de explicar el alarde lingüístico del señor obispo.

Longui no era longui, sino longuis, siempre en plural, de muy probable raíz gitana y usado sólo en el argot de posguerra, los años cuarenta. Sinónimo de vago o desentendido. Ya no se atrevería a usarlo ningún moderno del bacalao, salvo los curas jóvenes, marchosos y un poco zumbadillos. Lo de longui no tiene ningún valor semántico ni de fonetización, si no se le añade algo, y que disuena, en la pastoral del obispo, no como una audacia actualizante, sino como una pobre licencia anticuada que desautoriza la severidad del resto del papel. Cuando el Papa Francisco está haciendo sus apelaciones más planetarias y reaccionarias para que el gentío vuelva a misa, los obispos jóvenes, tocados de lejos por la Teología de la Liberación, pretenden, cuando menos, actualizarse léxicamente, en un intento tierno y conmovedor que no acaba de cuajar.  Y ni siquiera han metido entre sus Libros de Horas El tocho cheli, de Ramoncín, el Rey del pollo frito.

Pero ahí está ese clero que a deshora manifiesta su afán por hablar como escribimos nosotros, a ver si cogen por ahí a la feligresía, por el continente, ya que nos conocemos el contenido. Eso lo practican hace mucho los curas yanquis, que anuncian una misa como un basket, pero aquí no somos tontos de baba ni tontos de chicle y chanelamos más que los yanquis.

Lo que me tiene en vilo es que vuelvan los curas con guitarra, pero ahora con guitarra rockera, y encima diciendo longui, como nuestras tías. El cheli de la Iglesia, y el Papa lo sabe, ha sido siempre el latín, esa jerga de ángeles amotinados.

 

Marisa Arcas

@marisaarcas

11 marzo, 2017

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