Independientemente de las dolencias, de las enfermedades, de las afecciones… se ha convertido en una tendencia (y tiene su lógica preventiva) que las personas busquemos ante cualquier tratamiento médico procedimientos mínimamente invasivos, a ser posible no medicamentosos y, por supuesto, indoloros.
No es algo que haya caído en saco roto para quienes desde Láserpuntura hemos desarrollado desde hace más de siete años precisamente un tratamiento externo enfocado, principalmente (pero no sólo) a abandonar la adicción al tabaco.
En efecto, la aplicación del estímulo laser en puntos de acupuntura de la oreja, cara, muñecas y manos envía señales al cerebro para que la hipófosis comience una inmediata producción de endorfinas, consiguiendo así que el cuerpo calme el dolor y controle la ansiedad.
Como es sabido, la nicotina libera endorfinas, y ese proceso es el que aporta al fumador una cierta sensación de relajación y confort. Es por eso que cuando se deja de fumar, el súbito descenso de los niveles de endorfinas puede producir síndrome de abstinencia. ¿Qué conseguimos con el láser? Precisamente reducir el estrés generado por estos síntomas, disminuir los niveles de ansiedad, reducir los cambios de humor y mejorar los patrones de sueño rebajando, por ende, la tendencia a engordar.
No hay métodos perfectos, pero desde Láserpuntura la experiencia nos dice que quien se somete al nuestro certifica la inmediatez en los resultados. Y no hay sensación más gratificante que mantener contacto con viejos pacientes (tres, cuatro años, cinco) y escuchar cómo tienen la sensación de no haber probado un cigarrillo en su vida. No se puede pedir mucho más…
Sagrario García Navajas
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