Opinión

Por la necesaria renovación del PP en Vizcaya

Raquel González, secretaria general del PP de Getxo

Durante muchos años el PP ha sido la única fuerza política que ha defendido en tierras vascas la españolidad, la decencia y el orgullo de muchos hombres y mujeres que se sentían, y siguen sintiéndose, profundamente vascos y españoles.
Atrás quedaron hace décadas aquellos escenarios políticos que nada han tenido que ver con el actual Partido Popular, a pesar del interés desnortado de algunas fuerzas políticas por intentar generar continuos vínculos del PP con el pasado. Y saco a colación lo del pasado porque voy a escribir sobre una persona joven que nada tiene que ver con épocas pasadas. Me refiero a Raquel González, secretaria general del PP de Getxo y candidata a ocupar la presidencia del PP de Bizkaia.
Estamos estos días asistiendo a la campaña interna por la presidencia del PP de Bizkaia (Vizcaya si les parece mejor) y me he encontrado con un escenario absolutamente contrario al que hemos vivido hasta ahora. Hemos sufrido los vizcaínos una especie de ‘memocracia’ sujeta al designio de un pequeño grupo de personas que hacían del PP  una especie de propiedad personal, un corralito de amiguetes.
Se ha tratado mal -cuando se ha tratado- a los militantes, se han vetado personas e incluso se ha denigrado e insultado a simpatizantes en los medios de comunicación. El protagonista ha sido, sin duda junto a otros, la única persona que ha logrado dividir a los patriotas vizcaínos del PP: Antón Damborenea.
Damborenea es un tipo gris, cerrado, pedante, malabarista de la ignorancia y prepotente. El cóctel hacía presagiar el naufragio de la nave popular que ha perdido en estos últimos años más del 50% de sus cargos públicos.
El único momento de gloria del caballerete fue hace unas fechas cuando, seguramente empujado por causas ajenas a la política, afirmó ante Rajoy que «estamos hasta los cojones de leer sobre gente del PP pringada». La frase era una carga de profundidad con dos fines diferentes: intentar asegurarse el apoyo de Rajoy y desvincularse de algún ex amigo muy amigo pringado hasta las trancas con las cuentas del partido.
Con Damborenea el PP de Bizkaia ha vivido los peores momentos de su historia, los más negros, oscuros y decepcionantes. Así ha llegado el momento de recomponer un partido desilusionado. Y precisamente ahora es cuando los jóvenes se ha puesto en pie exigiendo libertad, apertura y cercanía de la dirección popular con los militantes y electores.
El soplo de aire fresco ha llegado desde Getxo en la persona de Raquel González, una mujer joven y enérgica a la que conozco desde hace bastantes años. Comprometida y cercana, se ha propuesto frenar la caída imparable del PP en nuestra provincia.
«Elección tras elección el electorado nos ha castigado y echamos muchísimo de menos un ejercicio de autocrítica serio de la dirección actual, saber escuchar a la ciudadanía y trasladar que hemos entendido el mensaje y tomado medidas», dice, en un ejercicio de autocrítica que jamás hemos vismo en Damborenea ni en su delfín, Nerea Llanos.
Raquel busca reilusionar a la afiliación vizcaina para que vuelva a querer formar parte de ese todo que es el PP y poder trabajar juntos en el objetivo común de devolverle al Partido Popular de Bizkaia la relevancia que merece, recuperar los espacios perdidos y que la ciudadanía vuelva a verlos como una alternativa real. 
El PP de Bizkaia tiene dos caminos: el de lo mismo y el del nuevo PP que representa Raquel, cercano a los vascos de la calle y sus problemas. El único proyecto capaz de revitalizar este partido en Vizcaya. Por eso a mis amigos de Bilbao y Vizcaya les recomiendo encarecidamente que no permitan el fin del PP y voten en el próximo Congreso por Raquel González.
Yolanda Couceiro Morín
16 mayo, 2017

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