Opinión

La clave del nuevo mercado laboral español: reducir el coste de contratación

Hemos tenido unos buenos datos de paro en mayo. El paro ha caído en casi 112000 personas y la afiliación a la Seguridad Social registró el mejor mayo de la serie histórica con 223.192 cotizantes más.

Ya sabemos que cada vez que salen los datos del paro, cada cual arrima el ascua a su sardina: hablemos de la calidad del empleo para empezar.  Yo tenía un profesor que decía: “La segunda peor cosa que le puede pasar a un trabajador es ser explotado, la primera es no ser explotado, o sea, estar en el paro”.

Estas quejas sobre la creación de empleo cuando estamos saliendo de una situación de tanta gravedad son para hacérselas mirar. Unas cifras como las de mayo deberían ser celebradas, aunque solo fuera por solidaridad con la gente. Lo que late detrás de esas críticas es una idea perversa: muchos siguen pensando en un cambio planificado del modelo económico. España necesita una planificación industrial según algunos. O sea se refieren a un plan quinquenal. Es serio que haya aún tanta gente pensando así.

A mí me parece que son buenas cifras, tampoco deberían exagerarse, pero son buenas. Lo importante en el mercado de trabajo, realmente las buenas noticias deberían venir del lado de la oferta no del lado de la demanda. La mayor parte de la bondad de esto proviene del tirón de la demanda que hay. Eso está muy bien, pero debería venir del hecho de que la fuerza laboral española se ha convertido en atractiva, en empleable, en productiva, se deberían celebrar contratos con una nueva juventud que todavía no está ahí, está empezando a estar.

Hay empresas que han cambiado. El hecho de que haya un sector empresarial que participe en mercados internacionales y antes no, eso tiene una importancia capital y es un proceso que va desde abajo hasta arriba y completamente descentralizado, no impuesto desde una oficina. Eso se está empezando a dar, aunque los signos son aún muy débiles. Primero: su acervo de conocimientos es muy limitado y eso no es lo más preocupante. Uno puede saber poco al salir de su entrenamiento formal y luego estar capacitado para aprender rápidamente, para entender lo que es una cadena jerárquica…  y eso también falla: la experimentación, la lectura, la crítica, la iniciativa… todo eso está poco fomentado.

No es una cuestión simplemente de formar técnicos. Para formar un buen camarero tú no necesitas muchos conocimientos técnicos, pero sí necesitas una formación de cómo integrar a esa persona en un equipo que trabaja a toda velocidad, con artes diferentes y conservar el buen humor y reconocer una cadena de mando y todo lo demás. Eso es difícil de transmitir.

En cantidad los números no pueden ser mejores. Lo miremos como lo miremos quienes odian el capitalismo, la economía de mercado, las empresas, la sociedad abierta… no tienen motivos ahora para atacar. ¿Cuál es el argumento de ataque? La calidad sobre todo referida fundamentalmente a la temporalidad y a las cuestiones de salario. En los datos además que se están dando últimamente se aúnan dos cosas: una entrada masiva de nuevo de la mujer en el mercado laboral. Esto se había producido en el 2002-2003-2004 muy progresivamente hasta el 2008-2009. Con la destrucción del empleo salen muchas mujeres del mercado laboral. Y otro hecho es el incremento en los contratos a tiempo parcial. Además la reincorporación en los últimos meses de personas mayores de 55 años. Llevábamos muchos años viendo que una vez que salían del mercado laboral no es que lo tuvieran complicado, es que perdían toda esperanza de volver a entrar. De manera que yo creo que sí se están produciendo cambios. Lo que pasa es que esos cambios rompen con el modelo y la estructura tradicional del mercado de trabajo.

No podemos pensar que uno a veces obtiene un puesto de trabajo y va a estar permanentemente como en los años 50-60-70 en España. No se puede pensar, entra otras cosas porque un señor que habría un bufete y metía a 5-7 personas, tenía un bufete por 40-50-60 años, porque vivíamos en una economía no dinámica, era una economía muy cerrada. Esto ha cambiado. La gente se va a tener que mover, va a tener que haber movilidad dentro de los puestos de trabajo y especialmente también dentro de distintas zonas del país. Y ese tipo de cosas se tienen que facilitar.

Nuestra actual legislación en el mercado laboral no facilita eso. Tiene que bajarse el coste de contratar gente. No de despedir. Rebajar el coste de contratar gente. Que contratar sea más fácil para todos: para quien quiere ser contratado y para quien quiere contratar. Esa es la cave. Y eso es Seguridad Social, son impuestos, son órganos administrativos, son problemas de que si vas de una Comunidad a otra no tengas complicaciones enormes… otra bajada de costes por ejemplo: ¿qué facilidad hay para cambiar de casa en este país? ¿para alquilar un piso en otro sitio? Si las políticas de los Ayuntamientos se basan en vamos a restringir la creación de viviendas, entonces sería complicado.

El mundo económico es tan complejo, que no es solamente baje usted la Seguridad Social. Es todo un marasmo de cuestiones. Por ejemplo: típica persona que te dice aquello de es que mi niño tiene cinco títulos y no lo contratan.  Contrásteme usted esos títulos ¿En qué son? ¿Son empleables? Si lo que tiene es una licenciatura en lenguas hebreas, pues no será fácil ¿Qué rango de empleabilidad tiene? ¿Qué demanda hay en el mercado? Todo esto es un cúmulo de cuestiones que la gente no se mete en el cerebro y se cree que como ya tiene un título automáticamente tiene que ser empleado y además a grandes niveles.

Como digo nuestro mercado laboral está cambiando. A pesar de esos que dicen que quieren derogar la reforma laboral. Ya anuncio una cosa: si estuvieran en el gobierno, no podrían.

Álvaro Lodares (Economista)

@lodares

 

9 junio, 2017

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