Opinión

G-20: ¿hacia dónde nos llevan los más poderosos del mundo?

Yo diría que no sólo sin sorpresas, sino con abuso. Razón tenían los manifestantes que, incluso en tono jocoso, exclamaban por las calles de Hamburgo «menos G20 y mas justicia social». Efectivamente, de la reunión de los veinte países mas poderosos de la tierra ha salido fuertemente reforzado el globalismo capitalista o el capitalismo global, que lo mismo da. Ha sido como una respuesta contundente, conservadora y reaccionaria contra toda clase  y especie  de populismo deambulante sobre todo por Europa.

En primer lugar se ha consagrado o reconsagrado el libre comercio frente a la predica proteccionista de Trump, que, como en tantos otros temas, ha terminado «tragando» y aceptando lo contrario de lo dicho con anterioridad. Chinos, y sobre todo japoneses, han sido decisivos en esta reconsagración librecomercial, inteligentemente alineados cordialmente con la Unión Europea contra la exigencia unilateral de los EEUU de Trump. Así que, queridos populistas, nada de nada respecto a su propósito neorrevolucionario.

Como todo es un  juego de equilibrios, «lo anglosajón» se ha «vengado» de la bien apoyada Unión Europea por el extremo Oriente, reconsagrando simultáneamente la hegemonía  anglosajona en el mundo, simbolizada esta reconsagración por el supercordial encuentro de Trump con la May británica del Brexit, dejando muy claro que la deserción europea del Reino Unido viene a reforzar, junto a su Commonwealth, ese todopoderío anglosajón desde hace ya casi tres siglos, titularizado por los EEUU, Reino Unido, Australia, Canadá y Nueva Zelanda.

Por otro lado, tanto Trump como Putin, aunque éste con alguna mayor prudencia, han puesto de manifiesto que su entendimiento bilateral de grandísimas potencias queda por encima del idilio extremoriental con la Unión Europea. O sea, visto desde Washington, algo parecido a este mensaje: «querida, subordinada y sumisa Europa. Enriquécete comercialmente e impón el librecomercio, pero, ojo, a sabiendas de quien/quienes mandan aquí (en el mundo)». Y, claro, ya no seguirán las reticencias del posible «Rusiagate» contra Trump y las investigaciones internas montadas al efecto puesto que Putin ha negado toda intervención y apoyo de Moscú a la candidatura Trump en las pasadas elecciones norteamericanas.

Todo se ha completado en Hamburgo con dos temas. Coincidiendo con el anuncio del Gobierno iraquí de Bagdad de la caída definitiva de Mosul, capital del califato islamista, el G 20 ha mostrado su solidaridad, sobre todo informativa y preventiva, contra el yihadismo terrorista, que por supuesto no desaparecerá aunque se produzca la expulsión total del Daesh de todo el territorio sirio e iraquí.

Y, por ultimo, utilizando como portavoz a nuestro Rajoy, el G 20 se ha pronunciado contra la inmigración masiva, renovando el viejo propósito de apoyar el desarrollo en las naciones, origen de esos movimientos migratorios a gran escala. O sea, dicho en «roman paladino», no a la inmigración masiva y descontrolada. Diciéndole claramente ese no, no sólo a los populismos políticos y pro o neorrevolucionarios, sino también al mensaje/predica  soñador del Papa Francisco, dejándole claro que nada de «no a las fronteras» y a «la igualdad universal».

Como ven, queridos lectores/amigos, ni una palabra de esperanza para el progresivismo social; sólo regresión a lo de siempre quizá menos malo: el capitalismo y la supremacia, eso si pretendidamente solidaria para el desarrollo de los mas desfavorecidos, de los ricos sobre los pobres y dominio anglosajón en el mundo, por separado de Europa, gracias al Brexit.

Manuel Monzon

9 julio, 2017

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