Opinión

Juegos espurios y bostas de vaca

Entre los múltiples juegos espurios de ese gran pasatiempo fraudulento que es la televisión en España, hay uno que consiste en hacer encuestas en la calle sobre personajes famosos, populares, conocidos, importantes o frívolos. Luego, con lo que la gente contesta, seleccionan, trocean, cercenan, manipulan y nos dan eso que ellos llaman “la voz de la calle”.

Un camelo. Es una maña zafia para insultar y deteriorar grandes o pequeños nombres y personajes escondiendo la mano y el micrófono. “Me han puesto ustedes a caer de un burro”. “Es lo que opina la gente”. Pero ellos, los de la tele, han elegido “la gente” y luego han seleccionado y descuartizado las respuestas. Siempre sale lo que les conviene, lo que les gusta, y encima lo llaman televisión democrática, porque es el pueblo el que se explica espontáneamente.

Por ahí, por esa charca antiperiodística andan, como por un bebedero de ánades, los Jorge Javier Vázquez, sus acólitos y tantos otros estómagos agradecidos. Pero nunca preguntan a un registrador de la propiedad, a un cirujano, a un académico, a un experto en nada, a un experto en todo, que también son la gente. Preguntan a la horda, esa  masa que los políticos y los ricos dueños de las televisiones han dejado sin alfabetizar.

Nuestro socialismo y peperismo no llegó nunca a la plazoleta de la aldea ágrafa de los «sin escuela». Quienes han llegado han sido los televisivos que no aportan nada y que sólo buscan efectismos fétidos para que luego todos los burgueses nos riamos mucho con esa galería de desdentados, zopencos y otros personajes del analfabetismo obsceno. A esa horda le echan un nombre, una imagen, para que la canibalicen con su dentadura rota. Lo que dice la horda les hace muy bien el juego a los cientos de Jorge Javieres que están jugando peligrosamente al fascismo con la demagogia de unos estratos no educados por nadie, anteriores a la Historia y a la Cultura.

Aquí no es que se abandone a las cabilas de la ignorancia, el extramuro y la indigencia, sino que se les manipula y retrata porque hacen muy típico y sirven para morder actrices e intelectuales, cuyos nombres ni siquiera saben pronunciar sino deformándolos.

Esto no es televisión. Esto es una bosta de vaca.

Por Marisa Arcas

@marisaarcas

3 septiembre, 2017

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