Imagen: El Confidencial

¿Tiene razón el Presidente del Gobierno con su comportamiento, a juicio de muchos excesivamente prudente, ambiguo y  silencioso? En la vida, en términos generales, está claro que quien más grita no es quien tiene más razón, ni quien impone su criterio, de modo que los voceros sirven más para entretener, alarmando, aburriendo o ambas cosas  la vez. O lo que es lo mismo, a veces vale más callar y elegir el momento de actuar.

Hasta ahí, aunque provoque la desesperación de muchos, ante el problemón catalán, Rajoy habla lo justo, que es una manera de equivocarse menos. En el manoseado contencioso catalán el Presidente del Gobierno ha exigido a sus Ministros que no hagan declaraciones ni entren en polémicas. Incluso cuando acudió  junto a sus Ministros a la manifestación de Barcelona contra el terrorismo les pidió de nuevo que mantuvieran la boca cerrada hasta en caso de provocaciones. Toda esa actitud, personal e impuesta a su entorno político, sólo presupone que no  quiere ruido para abordar el desafío, esperando aislar a los vocingleros.

Bien, hasta ahora esa puede ser una política inteligente durante este larguísimo proceso -desde la Diada manipulada de 2011- de palabras y actuaciones rebeldes, sediciosas casi traidoras, ofensivas y despectivas para el resto de los españoles, cuya paciencia se ha llevado hasta el límite a base de ofensas y silencios de respuesta.

Pero…..¿ y el después inmediato ya? Porque el momento de elegir/deber actuar está sólo a unos días visto. Y la gran preocupación de los españoles es qué  van a hacer Rajoy y su entorno político no únicamente para evitar que se celebre el referéndum, que sólo es una batalla de esta larga guerra/golpe de Estado continuado separatista. Lo que está en juego no es solamente la grieta separatista catalana, sino la misma existencia de España como nación. Se celebre el referéndum o no, el problemón separatista va a seguir ahí, desarrollándose en favor siempre de los independentistas. ¿Quién y cómo va a revertir el proceso, estimulando, organizando, respaldando y apoyando a los catalanes no separatistas, hasta ahora silenciados y abandonados?

Así pues, ¿solamente limitarse retirar las urnas para la consulta si llegan a ponerse? ¿aplicar la Ley de Seguridad Nacional y hacerse por Real Decreto el Presidente con el mando directo de los Mossos? ¿aplicar el Artículo 155 de la Constitución, que puede ser contestado con rebeldía generalizada por las Instituciones Autonómicas  y población en rebeldía también?  ¿llegando a proclamar el estado de Sitio, previsto en el Artículo 116 de la misma Constitución dando paso al Ejército y al Código de Justicia Militar? No sé a qué ni a cuánto se atreverá el gallego, pero nada será suficiente si no se inicia una «contra – proceso» de respuesta que equilibre la actual situación de notoria inferioridad de los catalanes españoles frente a los separatistas.

Manuel Monzón